De Guindos afirma que no se cumplirá con el déficit si se da marcha atrás con la reformas

El ministro de Economía y Competitividad en funciones reconoce preocupación en Europa e «incertidumbres» en las cuentas de las autonomías

La incertidumbre política que padece España tras las elecciones del pasado 20 de diciembre se ha convertido en motivo de preocupación en Bruselas, así lo ha reconocido el ministro de Economía y Competitividad en funciones, Luis De Guindos, durante la rueda de prensa del Consejo de Ministros de hoy «el temor fundamental es que se reviertan las reformas y que el futuro Gobierno de la nación no tenga un posicionamiento tan claro como el actual en relación al tema de Cataluña».

Así, de perderse la confianza y credibilidad de los mercados en la economía española, la consecuencia inmediata sería una «desaceleración intensa» que llevaría a no cumplir con los objetivos de déficit público y equilibrio presupuestario acordados para los próximos tres años «no tengan la más mínima duda», sentenciaba De Guindos.

Ahora bien, pese a la expectación de los mercados ante lo que pueda derivarse del maremagnum político, España cuenta con unos presupuestos generales que «proporcionan seguridad», pero que según lo que se acordó en el Eurogrupo deberán actualizarse por el próximo Gobierno sea del signo que sea y una vez conocidos los datos definitivos del cierre de 2015, y que podrían verse perjudicados por las «incertidumbres en las cuentas públicas de las Comunidades Autónomas».

Con respecto a la excesiva deuda pública, que cabe recordar se incrementó el pasado octubre en algo más 11.100 millones de euros, hasta alcanzar el 99,8 por ciento del PIB (Producto Interior Bruto), De Guindos ha practicado una reflexión en positivo «lo importante es que el ratio deuda pública – PIB se estabiliza a partir de 2013» apuntando que de continuarse con la situación actual de la economía española, este año se empezará a reducir «con total seguridad».

Evolución nunca vista

Durante el Consejo de Ministros de hoy se ha puesto sobre la mesa la evolución en positivo de la economía española, que «ha entrado en 2016 a una velocidad de crucero del 3,5 por ciento en tasa de crecimiento», recordaba el ministro de Economía y Competitividad en funciones.

Avances que se han puesto en valor en 13 gráficos y en los que se compara la situación de las dos legislaturas pasadas. Además del aumento del PIB, que ha pasado de caídas del -2,6 por ciento en 2012 a crecimientos del 3,4 por ciento en 2015 -siendo además 1,8 puntos superior al de la zona euro-, se ha traducido en creación de empleo, De Guindos ha destacado el desapalancamiento del sector privado y la reducción de 45 puntos en el nivel de deuda de los hogares, que si bien alcanzó el máximo del 217,5 por ciento del PIB en 2010 ahora se fija en un 175,8 por ciento.

En materia laboral, el ministro de Economía ha querido destacar la reducción de la tasa de paro y el ritmo de crecimiento de empleo tres veces superior al de la zona euro, no obstante se ha lamentado del gran reto del mercado de trabajo que pasa por superar la tasa de temporalidad que «se comporta peor que en la zona euro».

Por otra parte «nadie puede decir hoy que el ladrillo es el elemento de crecimiento de la economía española», sentenciaba en alusión al cambio del modelo productivo en España. Giro que ha permitido que nuestras exportaciones crezcan más de 8 puntos porcentuales y que este año cierre, por primera vez, con superávit en la balanza fiscal, lo cual «garantiza la sostenibilidad de la economía española en un futuro». Circunstancias que «nos permite mirar al futuro de forma diferente y, si seguimos así saldremos de la crisis a final de este ejercicio».

Con respecto a la desaceleración de la economía mundial en la que confluyen la recesión en China y los emergentes con el endurecimiento de las políticas expansivas en EEUU, De Guindos ha preferido apoyarse una vez más en lo positivo y poner el acento en el «ahorro de 19 millones de euros en balanza de pagos» por los efectos de la caída del precio del crudo, concluyendo que «no podemos exagerar ni hablar de la gran depresión».