De promesas rotas, menesteres catalanes y «mugrosidad»

Querido Cristobal, desde el cariño que te profeso y por simpatía que me inspira tu alegre representación sobre la situación del déficit público, hoy no tengo más que dedicarte unas palabras que, de haber estado en el auditorio de La Moncloa, bien podrían convertirse en medio aplauso y silencio. La tragicomedia me ha defraudado; me ha dejado fría porque una vez más, tú y los cómicos de la compañía rajoyana, reescribís el guión entre bambalinas y con improvisaciones.

Hoy, Cristobal, has vuelto a deslumbrar al respetable con una de esas perlas tan tuyas, las que dices entre comas y risas, cual chascarrillo sin importancia. Hoy, Cristobal, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, has apuntado a la parálisis permanente o ¿por qué no?, fallecimiento de facto  de la Reforma de las Administraciones Públicas. El buen resultado del déficit te ha dado la réplica y ha pasado a ser el ‘as en la manga’ que has empleado para contar y cantar, cual tenor, que «no es necesario eliminar miles de Ayuntamientos». Una obra maestra de versatilidad la tuya, Cristobal, cuando de tenor has pasado a bajo – barítono insistiendo en que con todo «no relajaremos objetivos ni rebajaremos las exigencias presupuestarias». Lo cual me da que pensar que si los recortes no se producen en la Administración, los pagaremos los de siempre, los ciudadanos. Los mismos a los que nos das una de cal, con la recuperación y otra de arena, con la continuidad de una política de ajustes inspirada por la corriente germana. Un giro dramático que me lleva a preguntarme si es que los datos nos son tan buenos como para enfrentarse a las incertidumbres cercanas.

Ahora bien, Cristobal, he de ser justa y el medio aplauso te lo has ganado, en el segundo acto. ¡Cuánto más crecería Cataluña «si su Gobierno se dedicara a lo que se tiene que dedicar»!. Ole. Sin embargo hechos son amores y lo demás buenas razones. No hay sanciones, no hay concreción y dejamos el guión al albur de un continuará sine die ni forma…

Al igual que la «mugrosidad» de las Administraciones Públicas, a la que has dedicado el tercer acto. Has cantado la rebaja de su deuda comercial hasta algo menos de 15.000 millones de euros. Buena actuación Cristobal, pero se te ha olvidado parte del guión, esa que dice que en enero la deuda con los autónomos y pymes que proveen a la Administración vuelve a elevarse un pico.

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