El ego, la farsa y la ‘sin-vergüenza’

BTriper_MateA las 8:55 empezaban a sonar los avisos. El respetable, del que pese a sus actos no se excluye a nadie, ocupaba sus asientos, máxima expectación. El primer acto empieza con el monólogo del que por méritos propios se alza al final de la jornada con el galardón al ‘mejor actor de reparto’, robando el protagonismo a aquel que se quiso engañar a si mismo.

El soliloquio de un hombre que viste corbata azul, gafas ligeras de perfil metálico y barba perfectamente recortada llena el escenario, desde primera hora de la mañana, con la dulce ironía que hace que verdades, críticas y correctivos duelan menos. La comedia dentro de la comedia. Ese es el resumen de los alegatos de un Mariano Rajoy, que si bien es poco ducho en el género de la improvisación, domina las tablas en el arte y ensayo.

Quizá no le haya venido mal al presidente del Gobierno en funciones esas ‘Dos horas con mi ego’ de la ópera prima que ayer representaba Pedro Sánchez, al que apodan ‘el joven’. Rajoy ganó casi toda una tarde para reforzar una arenga con la que ha tachado de «farsa» y «vodevil» las pretensiones de un actor novel -espectador hace algo más de cuatro años desde el gallinero del Hemiciclo- que «ha engañado al Rey, a la Cámara y al conjunto de los españoles».

La tragicomedia del «señor cambio» que toma como referente el «sueño a la portuguesa» y cuyo único objetivo es «asegurarse la supervivencia» sobre el escenario de la política. Nueve demoledoras palabras ante las que a algunos de los que conocen a Sánchez les ha costado no asentir, porque según se cuentan en mentideros y pasillos «lo único que le importa es ser Rey por un día para no irse al paro».

Un Mariano Rajoy, que si bien es poco ducho en el género de la improvisación, domina las tablas en el arte y ensayo.

Rajoy ha jugado con los giros dramáticos y la entonación para dejar patente su NO (mayúsculo) a un «ente de ficción» que ha sumido a España en la incertidumbre y que, de seguir así, amenaza con parálisis económica. Por eso votará que NO (con mayúsculas). Para no volver a un pasado que, como el desodorante «NO abandona» ni a Sánchez ni a los socialistas, y que dejó el país con un déficit de más del 9 por ciento y cuatro millones de parados.

Momento, el anterior, previsible y que daba paso a la modernidad del  mensaje del «bluf». Momento en el que, perdónenme, se me ha venido a la cabeza el «conjunto vacío» de Cristóbal Montoro en el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado.

Todos estos adjetivos han hecho mella en un ficticio protagonista que necesita de partenaire para conseguir algo que ni en las mejores novelas de ciencia ficción. Pedro Sánchez, ‘el joven’ ha aguantado el tipo con gesto serio y como ha podido, empleando la técnica del rebote, el recurso del «tapón» -con el que previamente le afeaba su contrario- y un factor sorpresa. El líder socialista ha elevado a público la utopía con la que quien suscribe fantaseaba allá por el mes de enero, y es que Podemos podría ser la «única tabla de salvación para que usted, Señor Rajoy, siga siendo presidente del Gobierno».

Aún así, hay que aplaudir la humildad de Sánchez y su dominio de las matemáticas al reconocer que los números no suman. Que NO hay mayoría de izquierdas en el Parlamento y que necesitan a la derecha para gobernar, eso sí, apostillando desde la soberbia, que «siempre desde los escaños de la oposición» y con Rajoy jubilado.

Para no volver a un pasado que, como el desodorante «NO abandona» ni a Sánchez ni a los socialistas

Una representación de más de diez horas que me ha hecho ratificarme en la tesis de que una pésima, mediocre y poco preparada actuación hace brillar al actor menos, menos malo y con más solera.

Pedro, has querido mezclar el populismo con lo voluble de un color no primario, probablemente con el bienintencionado y lícito afán de innovar. Por eso y quizá, como apuntan algunos que te conocen de cerca deberías «haberte mantenido firme en los fundamentos del socialismo».

Todos, o casi, dentro de tu partido ven «muy difícil» que salgas investido, y pese a todo te justifican alegando que «de no haberse hecho así era el fin del partido». Triste. Triste. Muy triste. A fin de cuentas de repetirse elecciones y producirse el sorpaso populista el resultado será el de haber alargado la agonía. Triste. Triste. Muy triste.

De ser así el PSOE quedará fagocitado por una izquierda radical más próxima a Venezuela que a la libertad de comercio y de derechos. Una izquierda radical ‘sin – vergüenza’ y que tampoco la ha sentido al despertar viejas rencillas ‘guerracivilistas’. Me niego, y perdónenme de nuevo, a replicar las palabras con las que ese ‘mesías de la coleta’ se ha referido al ex-presidente del Gobierno Felipe González. No tiene usted respeto por nada Señor Iglesias.

Tampoco el beso a su ‘colega y satélite’ catalán me asusta. No me escandaliza, pero no es lugar, ni modo ni forma. Le recomiendo Señor Iglesias que se haga mirar ese repentino complejo de Iker Casillas.

Por cierto, si se pregunta le voseo le diré que es porque tanto a Mariano como a Pedro me une la cercanía que aporta la libertad y la Democracia. Sin embargo de usted me separa el populismo de una dictadura encubierta que enarbola, ‘a y por’ demás, la bandera venezolana.

Le recomiendo Señor Iglesias que se haga mirar ese repentino complejo de Iker Casillas.

Nos ha costado mucho levantar un país y consolidar  unos valores que la mancha morada de su grupo y acólitos pretenden destruir y dilapidar desde dentro. Desde la parte que me toca, que es la de la libertad de la palabra y la verdad, le digo que no voy a permitirlo. Porque el respeto es, y no me importa ni me da miedo repertirlo, libertad. Porque NO se deben confundir libertad con libertinaje. ¿Me habla usted de valores?…

Del cuarto en discordia, nada que decir. Silencio. Sólo silencio.