Garamendi «despido libre sí, pero no con coste cero»

El presidente de Cepyme afirma que las cotizaciones sociales son en España un 30% superiores a las europeas

Ante todo claridad. Ha sido una de las premisas del discurso de Antonio Garamendi, vicepresidente de CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) y presidente de Cepyme (Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa) bajo el marco de los cursos de verano de la UIMP (Universidad Internacional Menéndez Pelayo) organizados por la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica).

¡Y vaya si la ha cumplido!, Garamendi ha sorprendido con un rotundo «despido libre sí», afirmación que posteriormente ha matizado «no con coste cero». El presidente de Cepyme ha reclamado en varias ocasiones una mayor flexibilidad para el mercado laboral «tanto para entrar como para salir», lo que entre otras cuestiones pasaría por reducir las cotizaciones sociales que, según ha explicado «en España son un 30 por ciento superior a la media europea» y abaratar el despido.

Asimismo ha explicado que para construir un sistema laboral moderno es necesario «mantener la línea de la moderación salarial y así se ha producido con la firma del acuerdo para la negociación colectiva». Un nuevo marco en  el que «la dualidad del mercado de trabajo es una realidad con la que vamos a tener que convivir».

En líneas generales Garamendi ha explicado que hay que continuar avanzando en el proceso de reformas por la propia fragilidad de la recuperación del consumo y la confianza del consumidor, entre ellas la de evolucionar hacia el contrato único, algo que, por otra parte «es complicado».

Gravamen confiscatorio

Otra de las cuestiones en las que el presidente de Cepyme ha sido transparente ha sido en su posición respecto al impuesto de sucesiones y patrimonio «son un gravamen confiscatorio que limita la capacidad de creación de empleo e inversión» y ha aprovechado la ocasión para pedir al Gobierno una rebaja de diez puntos porcentuales en el impuesto de sociedades que «no debería superar el 15 por ciento en las empresas de menor dimensión». Inclusive ha sentenciado que los impuestos «son las multas que les imponen a los buenos».

La rebaja de la presión fiscal sobre las pymes no es el único reto al que se enfrenta la economía española. La formación, el fomento de la cultura de la innovación, resolver los problemas de la morosidad y el flujo del crédito y reducir las sobrecargas administrativas son otras de las cuestiones que ha destacado Antonio Garamendi como prioritarias para mejorar la situación de las pymes, a las que se ha referido como «las empresas del día a día y de los empresarios con cara y ojos que están a pie de obra y transmiten la dimensión humana del sector empresarial».

Una reforma que no gusta

No es un secreto que el anteproyecto sobre la reforma del sistema de formación profesional diseñado por el negociado que dirige la ministra de Empleo Fátima Bañez no gusta ni a la patronal de los grandes ni a la de los pequeños empresarios. Y así lo ha vuelto a poner de relevancia el presidente de Cepyme «no sirve cualquier intento de encorsetar el sistema de formación continua. La formación tiene que tener un carácter eminentemente sectorial, son las empresa quienes mejor conocen las necesidades». Aún así y pese a su posición contraria a algunos de los puntos de la reforma como la concurrencia competitiva o el acceso de los autónomos al sistema de formación profesional «somos partidarios del mayor control sobre los fondos de formacióny de políticas que dignifiquen la Formación Profesional reglada».

En relación a la innovación, «base para generar los cambios estructurales», Garamendi ha insistido en que se necesita la cooperación público – privada y con las Universidades con el objetivo de que la I+D+i «forme parte obligada del proyecto de la empresa como del día a día y deben se la base para generar los cambios estructurales. Es necesario acercar la investigación puntera a la empresa».

Por otra parte el 75 por ciento de las pymes están en pérdidas; más de 300.000 empresas han desaparecido (la mitad de ellas de entre 1 y 10 empleados) y 1,7 millones de autónomos que han cesado su actividad. Una situación ante la que Garamendo no se ha mostrado «indignado». Sin embargo sí lo ha hecho frente a la morosidad que a pesar de la mejora que se ha producido por la aprobación de planes de pago a proveedores continúa siendo excesivamente elevada «la morosidad es un problema estructural a la gente no se le cae la cara de vergüenza cuando debe a alguien». Tampoco se ha mostrado conforme con la excesiva sobreregulación administrativa que «pone en peligro la Unidad de Mercado».

 

Populismos

Con relación a uno de los temas que mayor protagonismo ha acaparado durante la jornadas, el populismo, ha pedido «estabilidad y responsabilidad en el campo de juego», y ha apuntado a que la palabra estabilidad «la van a manipular mucho estos meses».  Aún así ha expuesto «que cualquier opción política es legítima pero necesitamos gobiernos fuertes y estables» y que habrá que esperar a los meses de noviembre o diciembre para confirmar cuál será la situación definitiva, para apostillar después de forma coloquial que los «experimentos con gaseosa, cuando la coasa van bien  no se debe cambiar».