González dice que BBVA quiso parar la salida a Bolsa de Bankia

Francisco González afirmó hoy que el BBVA que presidía intentó «parar» una salida a bolsa de Bankia que, aseguró, promovía el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, negándose a acudir porque fue «una mala decisión que le hizo mucho daño a nuestro país».

Así lo manifestó el expresidente de BBVA durante su declaración en calidad de testigo en el juicio que celebra la Audiencia Nacional sobre la salida a cotizar del banco y donde reveló que habló con «multitud» de autoridades para decirles que «esa operación no debía seguir adelante».

Su decisión de no invertir la adoptó tras solicitar un estudio a los analistas del grupo, que concluyeron que el valor de las acciones de Bankia se situaba «muy por debajo» de los precios fijados para su colocación y tras chequear la intención de no acudir por parte de los inversores internacionales.

«Buscamos un hecho objetivo, que era cuáles eran las órdenes en el libro de inversores internacionales, y las órdenes eran cero, y entonces fuimos implacables, repito: implacables. Dijimos: no podemos entrar en una salida a bolsa donde inversores internacionales que actúan de forma independiente y de forma objetiva» no están, refirió.

González calificó como «inédito» dicho desinterés, sobre todo cuando la OPS contrató para su colocación a bancos de inversión internacionales «muy importantes y con muchas influencias». «Estaba claro que eso no valía nada» y acudir a algo que «no vale nada o vale poco» es prever que «se va a producir un desastre», zanjó.

«Fueron todos, menos BBVA, para defender los intereses de nuestros accionistas y porque pensábamos que con una posición como la nuestra podríamos parar la salida” al ser un banco tan significativo, “pero desgraciadamente no nos hicieron caso», lamentó.

ARREMETE CONTRA EL BANCO DE ESPAÑA

Durante su intervención, González arremetió contra el Banco de España y el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, responsabilizándoles de retrasar la solución de los problemas de Bankia negándolos y buscando soluciones que de nada servían, como la propia gestación del grupo financiero a través de la fusión de siete cajas de ahorros.

A su juicio el supervisor «no quiso afrontar este problema» porque su estrategia era «ganar tiempo» con dichas fusiones frías o SIPs «para que no entrara capital público». Al Banco de España, entonces dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, le atribuyó la estrategia de «posponer, posponer, posponer el problema y no actuar», consiguiendo que el problema se hiciese más grande y provocando que «al final» lo pague «la sociedad española».

Y al Ejecutivo le responsabilizó de forzar la salida a bolsa con la misma finalidad: «El Gobierno impulsó la OPS», afirmó rotundo. En este punto aseguró haber recibido «presiones», invitaciones y «continuas» llamadas para participar tanto desde instituciones públicas como «de nuestros competidores» o de los propios bancos colocadores, y de forma específica desveló que el subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, llamó al consejero delegado del BBVA buscando su apoyo y participar.

«No se debió haber hecho. Pensaban que si fracasaba, España iba a colapsar y eso fue un gran error (…) Se hizo justamente lo contrario de lo que había que hacer», dijo, asegurando que el mal fue peor dada la debilidad que ya atisbaba en Bankia. A pesar de sus duras afirmaciones, González descartó engaño en la salida a Bankia ante la ausencia de dolo.

UNIR BANCAJA A CAJA MADRID AGRAVÓ EL PROBLEMA

Al exponer su opinión sobre lo sucedido en Bankia, González refirió que Caja Madrid ya se encontraba en «una situación complicada aunque probablemente no tanto» como acabaría estando el grupo que resulta de la fusión en 2010, por la anexión de Bancaja. «Con la fusión de Bancaja es el punto final que pone a Bankia en una situación supercomplicada», que genera un problema mayor, manifestó. Y lo atribuyó a esa obsesión de crear uniones vía SIPs, donde «juntas cajas malas con cajas malas y sacas cajas peores».

Cuando a esto se le suma la segunda recesión económica que sobreviene a finales de 2011, refirió que comienza la desconfianza entre los inversores, «no solamente sobre Bankia, sino sobre todo el sistema financiero español y sobre la economía», y los inversores comienzan a hablar de un déficit de capital en el sector financiero por la mala valoración de los inmuebles que empezaban a anegar sus balances al desbordarse la morosidad.

En este punto indicó que igualmente había la convicción de que Bankia era un problema a encarar «porque era la caja más grande» y con riesgo, por lo tanto, de que su falta de credibilidad acabase por «arrastrar» a la del «resto, a la economía y a las empresas».

BBVA VEÍA UN DÉFICIT EN BANKIA DE HASTA 20.000 MILLONES

González desveló que el propio BBVA ya había estimado en el arranque de 2012 que precisaba entre 15.000 y 20.000 millones de euros, por lo que consideraba incapaz al banco de acopiar tanto capital ante la desconfianza de los mercados e inversores.

En este punto defendió que el Gobierno del PP «se encuentra un problema enorme, conocido por todo el mundo, y no tuvo más remedio que hacer lo que hizo» para devolver la credibilidad a la banca, en alusión a los decretos de saneamiento impulsados por Luis de Guindos para sacar la mora oculta de los balances de la banca y que reconociesen en valor real de los inmuebles. Dichos requerimientos también acabaron cercenando el plan de Rodrigo Rato al disparar sus necesidades de provisiones.

«Los problemas hay que atacarlos lo más pronto posible y resolverlos», argumentó, en apoyo claro al exministro económico de Mariano Rajoy, al que atribuyó la convocatoria de las dos cenas con los grandes banqueros donde el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, expuso su plan de recapitalización y que provocaron su dimisión al instante al sentirse cuestionado.

González negó haberse reunido antes con responsables del Banco de España o Guindos o incluso los grandes banqueros para tratar sobre la situación en Bankia, y reconoció su sorpresa porque acudiese nadie del Banco de España o el mismo gobernador a dichos encuentros cuando se estaba hablando de la situación de Bankia.

En la última de esas dos cenas, donde Rato explicó su plan para resolver las vulnerabilidades de la entidad, fue donde los banqueros le pidieron que dimitiera para que entrase el Estado en Bankia y la recapitalizase.

Conforme a su relato, hubo una petición expresa suya y del expresidente del Santander, Emilio Botín, mientras que Guindos «si no lo dijo, lo asintió», y el presidente de Caixabank, Isidro Fainé, «estaba más dubitativo».

La razón es que mientras Rato estaba convencido de que salvaría los nuevos decretos de saneamiento y las vulnerabilidades de Bankia reforzando el capital en 7.000 millones, ellos consideraban insuficiente dicha cuantía y creían que al banco le resultaría imposible captarla por la desconfianza de los inversores.

Era una persona de «enorme prestigio» y «lo mejor» era que «diera paso a una solución viable y que era poner mucho dinero del Estado, lo que no era compatible con que el señor Rato continuase», aseguró.

La primera cena tuvo lugar el 4 de mayo de 2012, la segunda el día 6, y Rato presentó su dimisión el 7 de mayo, según su relato a petición directa de los banqueros como hoy confirmó González y de Guindos, quien negó tal demanda. El ministro reconoció que exigió su cese cuando el día 8 intentó mantenerse en el cargo hasta que el banco celebrase su Junta de Accionistas.