‘Huracán Rajoy’, las tascas y el oportunismo del descuentazo

No es la panacea, pero algo ayuda, y casi que nos da igual si tiene o no fines electoralistas. Me refiero al adelanto de la rebaja fiscal prometida para 2016 con la que nos sorprendía ayer ‘huracán Rajoy’ y que refrescará en unos 60 euros los bolsillos de los autónomos y en algo más de 12 el de los asalariados. Quizá esa experiencia de Mariano de mezclarse con el pueblo -y con Sarko- en «tascas», cual Príncipe mendigo, le haya hecho ver que eso de que lo macro llegue a lo micro se promete aún bastante largo… Y de ahí al «descuentazo».

El Presidente está dispuesto a ganar las elecciones y prueba de ello el golpe de efecto que sustituye una estrategia de comunicación -que no funciona- por un guiño, de los de obra, a la clase media.  La misma ante la que se puso la venda en los ojos allá por 2011… La misma a la que agasajo con la subida de más de 40 impuestos durante los dos primeros años de Gobierno… La misma a la que ahogó en paro, insolvencias, deshaucios y lágrimas, y que le ha demostrado, en las urnas y de cara, que está ¡más que harta!…

Ahora Mariano nos quiere ganar por el bolsillo. Y según se dice en mentideros y pasillos «aún habrá más» y, además, de lo que «toca de verdad». Para ser más claros antes de que bajen las temperaturas bajará el IVA en un par de grados y con anticiclón turismo. Pero como a Mariano le gusta eso de  decidir y sorprender -incluso hasta a su acólito Cristobal Montoro- ante la incertidumbre de fecha cierta y como para todo lo bueno en la vida, toca esperar…

Espera que, por otra parte, se promete breve y dos veces buena en el caso de techo de gasto y presupuestos, para los que se esgrimen dos fechas clave, la primera para antes de San Agripino y San Modesto, la segunda entre San Justino y San Justo.

Mientras, y entre tanto revuelo por el huracán Rajoy, en Bruselas nos acusan de facto y con razón de morosos… La Administración pasa, de plazos, y vuelve a tener a los acreedores 93 días en vilo. Me pregunto si la respuesta del ministro Montoro y su secretario de Estado, Antonio Beteta, será esa de que los datos «son mejores». Y digo bien si califico de incierta la réplica, porque no olvidemos que quien hizo la Ley hizo la trampa y las facturas en la Administración «viajan en diligencia» desde que se reciben hasta que se validan.

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