La falta de conservación de las carreteras incrementa el gasto de los viajeros

Su vigilancia permitiría al Estados ahorrarse un 70 por ciento en el presupuesto

La mala conservación de las carreteras supone un sobrecoste a los españoles de 2.000 millones de euros al año, según la patronal de ingeniería Fidex.

Circulas por carreteras en mal estado origina un incremento del coste, pero no solo para los conductores, sino también para el Estado. Los primeros sufren un mayor gasto en el combustible ya que la falta de conservación provoca un peor deslizamiento del vehículo y, por lo tanto, un mayor desgaste en la rodadura de los neumáticos. Además, el bacheado conlleva unas costosas averías y reduce la velocidad, alargando la duración del viaje y el consecuente incremento del coste por hora para los usuarios de la red viaria.

España ha reducido en los últimos años su inversión en infraestructuras hasta un 1,3 por ciento del PIB, la mitad de lo que destinan otros países desarrollados, que apenas han tocado esta inversión a pesar de la crisis. Lo barato puede acabar siendo caro porque si el Estado aumentase su inversión en mantenimiento y conservación de la red de carreteras, se podría ahorrar un 70 por ciento del presupuesto porque conservar es más económico que volver a reconstruir.

“La escasez inversora de los últimos años no puede suponer el abandono del patrimonio conseguido a dilapidar los esfuerzos en dinero y tiempo que ha supuesto su construcción. El aumento de la inversión en ingeniería debe ir dirigido no solo a crear nuevas infraestructuras sino a conservar aquellas ya levantadas y evitar así futuros y engorros sobrecostes”, explica el director general de Fidex, Fernando Argüello.

La elevada cantidad de accidentes también se pueden atribuir a la mala condición de las carreteras pues repercuten en la distancia de frenado y aumentan las probabilidades de sufrir el conocido ‘aguaplanning’, aumentando el riesgo de siniestro por la pérdida de control del vehículo.

Otro problema son las señales de tráfico porque su mala conservación puede complicar la conducción de los viajeros, sobre todo en condiciones adversas de lluvia o noche.

Yasmina Pena