Lo que nos gastamos en África

Los líderes europeos deben pensar que de Marruecos para abajo no tienen ni idea, ni falta que les hace. Que ni leen la prensa, ni se enteran de en qué nos gastamos los cuartos y, si me apuran, que los que se juegan la vida en vallas con cuchillas lo hacen por deporte o por afición.

Nada menos que 27.000 millones de euros es lo que nos vamos a gastar, Viejo Continente de orgullosa historia, en echarle una mano a moros, negritos y demás, como principal estimulo para frenar ese engendro léxico llamado inmigración ilegal, que como ya les he explicado alguna vez mueve infinitamente menos populacho, y genera infinitamente menos destrozos, que ese turismo de baja ralea del que somos campeones mundiales. Que, claro, dicho así sin más, sin matices, que es como se dice todo últimamente, 27.000 millones son unos cuantos millones de tomo y lomo.

Pero lo malo de tener hemerotecas es que surgen las comparaciones, que son odiosas pero necesarias. Por ejemplo, con 4.000 millones menos se hizo el generoso rescate a Bankia. Casi la misma cifra, 27.000 millones, fue lo destinado para el subsidio de desempleo solo en España en 2013. Queremos arreglar en toda África lo que aquí nos comemos en un año entre Defensa, Interior, Economía, Fomento y Presidencia, así con brocha gruesa. O sea, vivimos como señores, y eso que vamos con el cinturón apretado. No se pregunten por qué vienen: pregúntense por qué no vienen más, con semejante escaparate.

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