Los impuestos convierten a España en el cuarto país con la electricidad más cara de la UE

Entre el segundo semestre de 2008 y el mismo periodo de 2014 el precio de la luz aumentó en 81 euros/MWh por la «cuña gubernamental»

Los precios de la electricidad que pagan las familias españolas son los que más han subido en la Unión Europea en los últimos años. Entre el segundo semestre de 2008 y el mismo periodo de 2014 el precio de la luz aumentó en 81 euros/MWh, casi el doble respecto a la media comunitaria, que se situó en los 42 euros/MWh, lo que convierte a España en el cuarto país con la electricidad más cara de la UE.

Esta es una de las principales conclusiones del informe «Análisis de los precios de la electricidad en la Unión Europea y en Estados Unidos» que ha presentado este lunes David Robinson, investigador senior en el Oxford Institute for Energy Studies, quien ha destacado que detrás de este significativo incremento de los precios de la electricidad se encuentran los impuestos, tasas y otros recargos que financian políticas públicas y que conforman la llamada cuña gubernamental.

Y es que, según ha señalado Robinson, el 73 por ciento de la subida que ha experimentado el precio de la electricidad de 2008 a 2014 se debe a la cuña gubernamental, siendo la intervención estatal la causa de 59 de los 81 euros/MWh que ha hecho que aumente el coste de la luz en este periodo.

«El aumento de los precios de la luz ha incidido en el coste de la vida de los hogares españoles precisamente en una de las crisis más profundas y prolongadas que ha atravesado el país, y ha tenido igualmente un impacto negativo sobre la competitividad de las empresas», ha subrayado el investigador tras afirmar que los consumidores residenciales han sido los más castigados por estas decisiones gubernamentales.

En este sentido, si se analiza la composición del recibo eléctrico, la cuña gubernamental representaba a finales de 2014 el 46 por ciento del precio de la luz, muy por encima del 32 por ciento que suponía en 2008, aunque su peso descendió ligeramente debido al efecto de la reforma eléctrica. Por su parte, para la industria el precio de la luz aumentó un nueve por ciento en el caso de las empresas de tamaño medio y un siete por ciento para las grandes y la cuña llegó al 28 por ciento para las primeras y al 20 por ciento para las segundas.

Los precios en la UE, muy por encima de los estadounidenses

El informe, en un análisis comparado entre la UE y EEUU, también concluye que los precios de la electricidad son más elevados y han aumentado más en Europa que en Estados Unidos, puesto que el precio de la luz para las familias europeas creció un 34 por ciento entre 2008 y 2014, frente al 18 por ciento en EEUU.

El principal motivo para esa diferencia a ambos lados del Atlántico sigue estando, según Robinson, en la cuña gubernamental y en el consiguiente apoyo que la Unión Europea ha proporcionado a las energías renovables a través de la tarifa eléctrica, ya que en el caso estadounidense la gran parte de estos costes se paga a través de los Presupuestos Generales del Estado. Asimismo, el IVA es otra de las diferencias fundamentales, pues mientras que en EEUU no se recauda ese impuesto federal, en la UE ha pasado del 15 por ciento al 17 por ciento a lo largo del periodo analizado.

Distorsiones en el mercado

Como consecuencia de la cuña gubernamental de la que habla Robinson, que hace que se reduzca el espacio abierto a la competencia, se producen distorsiones en el mercado como la promoción del uso de otros combustibles fósiles más contaminantes, la desconexión por parte de los usuarios a la red eléctrica y el incremento del autoconsumo, dificultades para las empresas que compiten fuera de España al tener que hacer frente a precios más altos o el castigo a los consumidores domésticos, que han de afrontar unos costes muy elevados por tener energía en sus hogares.

Por ello, en el estudio se proponen algunas recomendaciones para los Estados. En este sentido, Robinson señala que es preciso pasar algunos costes de la cuña a los Presupuestos Generales del Estado, reducir los precios de la electricidad que no deben recuperarse a través de la tarifa y hacer que estos precios reflejen la competencia y no las decisiones del Gobierno, para lo que se necesitaría un «importante debate político».

Y es que si no se tuviera en cuenta la cuña gubernamental a la hora de elaborar el ranking europeo de los precios de la electricidad, España pasaría de la cuarta posición que ocupa actualmente al undécimo puesto.

Asun Infante