Moscas a cañonazos del BCE

Parece que vamos a estar algunas semanas desayunando con la idea de una supuesta gran operación del Banco Central Europeo para comprar deuda pública a base de talonario. Eso que en la habitual jerga de la ofuscación de la economía se ha dado ahora en llamar “instrumentos no convencionales”.

La jerga de la ofuscación no lo es por casualidad. Forma parte de la ceremonia de la confusión para hacernos ver lo que no es, e impedirnos ver lo que sí es. Por ejemplo, no llamar a las cosas por su nombre: inyectar dinero público a mansalva, para mantener a flote a las economías nacionales que se han gastado el dinero público en rescatar a quienes no debían, que a su vez no han revertido ese capital en la generación de nuevos tejidos productivos con los que insuflar nuevos bríos a la economía. Todo con dinero público. Es decir, con el suyo de ustedes, y con el mío también.

No sé ustedes, pero quien esto firma considera que la crisis estaría finiquitada y de largo si hubiéramos sido capaces de demoler unas estructuras administrativas caducas, y que siguen tratando, como en el pasado, de matar moscas a cañonazos. Inyectar dinero público equivale a futuras deudas para mañana, a cambio de unas contraprestaciones muy escasas por las que los compromisos de inversión, crédito o impulso al capital circulante rozan lo absurdo. No es una cuestión de inflación, deflación o estanflación. Es una cuestión de reasignación de recursos y prioridades.

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