Muchas flores para tan poco jardín

La persecución de los grandes siempre deja un sinsabor amargo. Desde que a Al Capone hubo que darle caza por evasión de impuestos, cualquiera que se dedique a ir a por los ‘malos de postín’ sabe que su trabajo tiene muy poco glamour y mucho de ensuciarse las manos en el fango.

Ahora andan buscando las cosquillas a algunos que anduvieron en temas bancarios, y Dios me libre de que los esté comparando con aquel jefazo del hampa, que no es intención de quien esto firma señalar que ladrones de guante blanco y gerentes de guante verde son la misma cosa. Pero sí digo que la excusa legal por donde se la quieren colar recuerda mucho a la triste figura de Elliot Ness y sus Intocables: meter la vara judicial por unos cuantos miles de euros gastados con tarjetas sin control, en personas que sin duda han manejado capitales personales de alto voltaje, es como tratar de encerrar a un pederasta porque los caramelos con los que engatusa a los niños están pasados de fecha de caducidad. Una victoria pírrica para el que busca hacer Justicia. Muchas flores para tan poco jardín.

Queda muy poco serio que un inspector apele a asuntos que, en el fondo, tienen más de moralina luterana que de control fiduciario. Oigan, si todo lo que tienen para chutarle una receta sancionadora a estos o aquellos ex gestores es medirles las chuches que compraron con faldas y a lo loco, mejor es aparcar el asunto. Aunque huela feo, déjenlo estar.

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