Muerte y vida de la empresa familiar en España

Casi el 92% de los negocios aniquilados por la crisis compartían apellidos, sin embargo fueron éstos los que generaron 7 de cada 10 puestos de trabajo

Los efectos devastadores de la crisis se han cobrado la vida de 17.268 empresas familiares en apenas 6 años, o lo que en términos relativos significa el 18,3 por ciento del total de entidades activas (94.384) entre 2007 y 2013.

En conjunto, de las 18.822 sociedades que se vieron obligadas a echar el cierre en dicho periodo, el 91,75 por ciento correspondieron este particular segmento que, cabe destacar, representa el 89 por ciento del tejido empresarial español y aporta el 57,1 por ciento del PIB. La cifra contrasta con las apenas 1.554 que desaparecieron dentro de las no familiares.

Escalofriante dato que se extrae del informe La empresa familiar en España 2015 que ayer presentaba el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), y en el que ha tenido mucho que ver la morosidad, calificada por Juan Corona, director general del IEF como «un desastre para la economía nacional» por el «efecto en cadena» que supone. En este sentido Corona no dudo en pedir conciencia tanto al Gobierno -sea el que sea- como a la propia sociedad civil «hay que hacer todo lo posible para reducir al máximo posible la morosidad. Deberíamos tener tasas equiparables a las de la Unión Europea». De hecho junto a Italia, Grecia, Portugal y Chipre, España es uno de los cinco países con mayores plazos de pago.

Además de la morosidad, la menor dimensión de las empresas españolas es otro de los factores que se suman a este descalabro. Respecto al primero de los casos José Carlos Casillas, Coodirector de la Cátedra del IEF de Santander, ha explicado en el programa Pulso Empresarial de Gestiona Radio, que una de las limitaciones con las que se encuentran las empresas españolas para crecer es la propia legislación «se ha intentado proteger en exceso a las empresas más pequeñas». Una sobreprotección que ha resultado convertirse en «trabas para las empresas que quieren crecer».

En este sentido, Corona insistía en la idea de «convencer a nuestras empresas para que aumenten su dimensión» tomando como ejemplo el modelo alemán, en el que el porcentaje de ‘medianas’ (50 a 99 empleados) es superior al 2,6 por ciento, mientras que en España apenas roza el 0,8 por ciento (datos Eurostat). «La barrera de la mayor productividad, empleabilidad, eficiencia y capacidad de internacionalización está en 25 – 50 empleados», afirmaba.

Por otra parte la falta de relevo generacional también se habría cobrado la vida de más de una empresa familiar, «son muy pocas las que llegan a la tercera generación», circunstancia en la que tiene mucho que ver el que el 57,5 por ciento de las empresas no ha consensuado el proceso de sucesión, ya que consideran que «no sirve para nada hacerlo».

Bien social en sí mismo

Pese a lo alarmante de estas cifras se da la paradoja de que fueron las empresas familiares que sobrevivieron las que más empleo crearon durante los años de crisis, el 66,7 por ciento del total, lo que las convierte en «un bien social en sí mismo», afirmó Javier Moll, presidente del IEF.

La clave está en que muchas de ellas habrían asumido pérdidas de rentabilidad y competitividad con tal de mantener o crear empleo, empeño en el que subyace el que «la vocación largo placista de la empresa familiar. Es un modo de vida», apunta Casillas.

Llama la atención que Madrid y Cataluña, con un 54,9 por ciento y un 68,2 por ciento respectivamente, sean las dos autonomías que menos puestos de trabajo generaron, lo que tiene su razonamiento en que son las regiones con mayor presencia de multinacionales. A ellas se suman País Vasco (61,7 por ciento) y Navarra (63,5 por ciento), en la que «el régimen fiscal especial habría resultado determinante». En el otro lado de la tabla, Galicia (86,3 por ciento), Castilla y León (85,5 por ciento) y Murcia (85,3 por ciento).

mapa empleo
Empleo generado por la empresa familiar. Fuente IEF

Ahora bien para continuar con esta tendencia y mejorar los ratios en los próximos años, el presidente del IEF piden cuanto antes «un marco de estabilidad y certidumbre que nos permita trabajar».