Ni un pelo de ‘agitprop’ casual

Espero que me disculpen que hoy, al igual que algún otro día, no les hable estrictamente de economía. Si es que la economía no lo es todo, que decían los marxistas clásicos; a fin de cuentas es de eso, del nuevo marxismo de moda, el de Pablo Iglesias, de lo que les quiero hablar hoy.

Desconozco qué hábitos de lectura tienen ustedes. Quien esto firma, después de surcar durante el día cientos de blogs y redes sociales, suele acabar reculando en la aplicación de noticias de Windows 8 cuando llega el ocaso del día. Me creerán o no, pero desde las elecciones, casi todas las noches el protagonista de la noticia principal es el que sus enemigos llaman de manera despectiva “el coletas”. No se han enterado, por cierto, algunos vetustos con mando en plaza y en columna, que cada vez que lo desprecian le hacen más grande. A él, a sus coletas y sobre todo a sus votantes.

El líder, o como le queramos llamar, de Podemos, debe estar encantado. Ni en sus mejores sueños podría imaginarse una repercusión como la que está teniendo. O sí, si nos atenemos a lo que él mismo afirma en ponencias, seminarios y clases magistrales: que su fuerza política no tiene un discurso casual, sino estudiado siguiendo al milímetro algunas doctrinas clásicas de la agitación y la propaganda, e impulsándose desde los nuevos canales de la sociedad del conocimiento. No sé si para gloria suya o para demérito de quienes controlan fehacientemente los medios. O ambas cosas.

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