Muchos analistas y expertos coinciden en que el recorte no relanzará de forma inmediata el crecimiento, pero sí ayudará a insuflar algo de oxígeno a empresas y familias. Por eso los entendidos piden paciencia, ya que todavía tardaremos en ver los efectos.

En primer lugar, la bajada de tipos es una mala noticia para los depósitos, ya que provocará una caída de la rentabilidad. Pero debería ser buena para uno de los mayores problemas de la economía española: los créditos. La decisión del BCE debería servir para reactivar al fin el crédito bancario y lograr que la financiación llegue a las familias y empresas.

También los préstamos hipotecarios se van a ver afectados. El euríbor es el tipo de referencia hipotecaria que refleja el tipo de interés al que las entidades financieras se prestan el dinero entre sí. Entonces la bajada de tipos al 0,25% debería arrastrar a la baja este índice, y así se abaratarían la mayoría de las hipotecas.

Además se puede traducir en un impulso a las exportaciones. El euro lleva tiempo creciendo frente al dólar, algo que no beneficia a la exportación. Pero una de las primeras reacciones del mercado, ha sido la bajada del euro frente al dólar. Esto debería ser un impulso para mantener la fortaleza de las exportaciones. Eso sí, no afectará a todos los países por igual: los periféricos cuentan con menos margen para elevar los precios y recortar costes, frente, por ejemplo a los productos de Alemania, que se verá más beneficiada.