ANÁLISIS: España, perspectivas no realistas

Ya sabremos si esto se cumple o no, pero lo que es cierto que los únicos que hablan de una caída del 0,5% es el propio gobierno, en contraste con todas las entidades de cierto prestigio que estiman un retroceso en torno al 1,5%. Hecho muy grave, donde los haya, ya que arrancaríamos el 2013 con una tasa de desempleo claramente superior al 25%.

En realidad, las expectativas de nuestro gobierno empiezan a contagiarse de lo que algunos analistas denominaron “zapaterismo”, es decir, dar a la opinión pública información optimista con la esperanza de que alguien se la creyera. Alguien puede pensar que si todos creemos que la economía va crecer, ésta finalmente lo haga por obra y gracia de nuestro optimismo. De ese efecto habla una parte de la teoría económica; al fin y al cabo, ese elemento de positividad o negatividad es uno de los sustentos de las decisiones sobre los mercados de valores. Hasta ahí, nada extraño en el comportamiento de los agentes.

Pero si nos vamos al fondo de los análisis de algunas entidades de prestigio y analizamos con más detalle sus datos y conclusiones, pienso que tenemos serios problemas sobre los que preocuparnos. Tal es el caso de un informe reciente de Danske Research, dependiente del Danske Bank (Dinamarca), que llega a las siguientes conclusiones sobre la economía española, que comparto (informe 13/11: “Research: Spain’s unrealistic expectations”):

1. El gobierno español piensa que la recesión llegará a su fin a mediados o finales de 2013. En un entorno donde los activos inmobiliarios siguen a la baja, parece que esta idea es sólo una ilusión.

2. Que el gobierno estime que nuestra economía sólo se retraerá en 2013 un 0,5% no es un indicativo en ningún caso de reducción de la tasa de desempleo.

3. Se espera que la economía se retraiga un 1,5% o más en 2013, que España no consiga alcanzar su objetivo fiscal y que la tasa de desempleo aumentará al menos hasta el 26,5%.

Se trata de conclusiones muy duras sobre nuestra economía, pero veamos con más detalles los argumentos y mis impresiones personales sobre los mismos.

El supuesto salvavidas de las exportaciones

Respecto a las exportaciones, gran salvavidas de nuestra economía según una buena parte de los miembros del gobierno, existen expectativas de que serán éstas las que sirvan de motor para el resto de nuestro tejido productivo. Pero, si consideramos que las estimaciones mundiales de crecimiento del comercio es de un 6,7% anual para 2013-15, o España se las arregla para mejorar de forma sustancial su baja competitividad, o nos podemos olvidar siquiera de conseguir esos incrementos en nuestras exportaciones.

Es más, sin esa mejora en la productividad, lo más seguro es que España siga perdiendo porcentaje en el comercio mundial, con lo que ello conlleva de pérdida de puestos de trabajo. Por ello, en contra de la vaga ilusión del gobierno, la falta de medidas que ayuden a incrementar nuestra competitividad hará que sigamos perdiendo puestos de trabajo.

Por otro lado, la demanda interna será menor de lo que el gobierno estima, motivada por el crecimiento del desempleo, la reducción de los ingresos de los trabajadores en activo y el aumento de la presión fiscal que deja menos renta disponible para el consumo. Es de libro de texto elemental.

Déficit y fiscalidad

Los analistas internacionales aseguran que España no podrá cumplir con los objetivos de déficit por los motivos esgrimidos, especialmente por la creciente tasa de desempleo que hace reducir la recaudación fiscal e incrementar los gastos en prestaciones sociales. Se trata de otro efecto retro-alimentador que ayuda a que nuestra economía siga en recesión.

Sobra decir que la reducción del déficit al 1,8% para el próximo año tiene efectos negativos sobre el crecimiento. He explicado en muchas ocasiones en este mismo medio que los recortes tienen que ir en otra línea distinta a los que realiza el gobierno respecto a educación, investigación,…. además de los disparates cometidos en modificaciones constantes de nuestro sistema educativo, métodos que no se basan en los méritos de las personas, sino en cuestiones que tienen que ver con el servilismo, el “amiguismo” y cuestiones no relacionadas con la productividad o la selección de los mejores candidatos.

Es más, la administración pública y más concretamente las miles de empresas, nacidas para colocar a los amigos del partido o a los clientes políticos, están plagadas de personas mediocres que van en contra de principios fundamentales de la buena gestión económica como buscar la excelencia, el control de los costes, la productividad y la competitividad en los mercados. Este problema canceroso para nuestra economía es explicado de forma magistral por David Jiménez en este post: “El triunfo de los mediocres”.

Siguiendo con la cuestión fiscal, en una economía operando cerca de sus límites de capacidad, el multiplicador fiscal supuestamente debería estar cercano a cero, ya que el sector privado podría sustituir el campo dejado por los recortes presupuestarios del gobierno. Sin embargo, cuando la demanda es insuficiente y en descenso, como es nuestro caso, hay pocos motivos para pensar que el sector privado ocupará el espacio dejado por el sector público.

Siempre se ha pensado que el multiplicador fiscal pudiera estar en torno al 0,5%, pero en octubre el economista jefe del FMI Olivier Blanchard y Daniel Leigh destacaron que durante las recesiones, el multiplicador probablemente se sitúe en el rango del 0,9 al 1,7%. Por tanto, suponiendo un multiplicador fiscal del 1,5, significaría que un recorte del 1,8% en el déficit presupuestario, debería tirar hacia abajo el crecimiento hasta el 2,7%, y en este caso, como se ve, nos estaríamos aproximando a las estimaciones del Banco Nomura, con las que empecé este texto.

El mercado inmobiliario

Nuestro gobierno sigue esperando que la reducción de los precios de los activos inmobiliarios llegue su fin en 2013, y no hay ni un sólo indicador en nuestra economía que apoye esa tesis, especialmente si tenemos en cuenta que seguiremos perdiendo puestos de trabajo. Se trata de la pescadilla que se muerde la cola: mayor desempleo, menor demanda, mayor morosidad, más restricciones al crédito, menor demanda, más desempleo,…

Las previsiones de Danske Research, como el de muchos analistas, es que el precio de la vivienda continúe su senda bajista, máxime con la incorporación de un nuevo agente que condicionará la fijación de los precios de promotores, particulares, y de los activos del resto de la banca hasta ahora “sana”, y ese agente tiene como nombre Sareb (el famoso “banco malo”). Danske Research estima una bajada adicional del 20% en los próximos años, y esta cantidad está en línea con lo que estimados en Izadi Asset Management (nuestras previsiones fueron fijadas en un 52% al principio de la crisis, aunque tal vez nos hayamos quedado cortos). Esa reducción ayudará a que la demanda agregada interna continúe también a la baja, con lo que ello significa de reducción en la actividad económica y destrucción adicional de empleo.

La financiación continuará reduciéndose, y es el FMI quien pone una fecha límite en ese descenso en el mejor de los casos: 2017. Por tanto, la facilidad de crédito no será la vía más rápida para extraer los activos tóxicos de los balances de nuestra banca.

El desempleo

En relación a nuestra extravagante tasa de desempleo, no cabe duda que seguirá creciendo si tenemos en cuenta que una reducción del 0,5% del PIB, como estima el gobierno, supondría alrededor de 2,6 puntos porcentuales más en la tasa de desempleo. Sin embargo, contra esto
hay que argumentar que la destrucción de empleo es mucho mayor al principio de una recesión económica que al final. No obstante, si estimamos al menos un incremento del desempleo del 1,5%, el objetivo del gobierno de conseguir una reducción sólo del 0,3%, aún asumiendo una reducción del PIB del 0,5%, es simplemente una ilusión.

Finalmente, más preocupante que los propios datos macro y sus proyecciones a uno o dos años, es la complacencia que demuestran nuestros gobernantes, sobre lo que escribí hace unos días en “Riesgo por Complacencia”. Si bien es cierto que el gobierno ha emprendido algunas medidas para atajar la crisis, no es menos cierto que queda un largo camino por recorrer, y posiblemente no estemos ni en el 50% de las correcciones necesarias.

No es muy lógico que el BCE se ponga a comprar bonos españoles a sabiendas que no vamos a ser capaces de cumplir con los objetivos de déficit. No hacerlo, con seguridad supondrá nuevos ajustes que vendrán impuestos no desde nuestro gobierno, sino desde nuestros acreedores cuyo objetivo último es que les devolvamos lo que les debemos.