Europa y los mercados necesitan una decisión

 

Esta solución debe equilibrar la necesidad de algún tipo de justicia con Grecia, que no logró cumplir con su obligación de mantener una política económica que, por una parte, se adhiera a la normativa fiscal de la UE, y por la otra fomente la esperanza y el tono constructivo para posibilitar que Grecia avance. Tanto la UE como el país heleno perderán si la solución se basa de nuevo en ganar tiempo, ya que ese tiempo se está acabando tanto para Grecia como para Europa.

Hay riesgo real de que el Parlamento griego no apruebe las medidas introducidas, ya que en teoría llevan al abandono de la soberanía. Se trata de un problema con el que no se lidia fácilmente en Grecia, ni en cualquier otro lugar para ser honesto.

En parte, Grecia se ha convertido en un títere en medio de la incapacidad de Europa para solucionar sus problemas de solvencia. La solución preferida ha sido la de añadir más liquidez a un problema de solvencia, lo que deja a Grecia luchando por su cuenta contra una gran carga de deuda. Hace falta que haya algún elemento de perdón de la deuda, es decir, que el sector privado se involucre (asegurándose de que no hay espacio para el oportunismo entre los inversores) y restablecer tanto los tipos como la agenda de pagos. Ninguna otra opción tiene sentido, ya que la carga que supone solamente pagar los intereses de la enorme deuda griega arrastraría a Gregia a una larga recesión.

Alemania es crucial en la solución a este nudo gordiano, al que se le añade ahora una capa de riesgo político: la Corte Constitucional celebrará una audiencia clave el 5 de julio sobre los cargos presentados por algunos economistas alemanes contra la legalidad de los rescates. Esta audiencia es un evento de importancia capital para que los observadores presten atención. Por ello, las siguientes semanas dictarán el camino definitivo no solo para Grecia, sino también Europa.

Esta continua actitud de ganar tiempo ha creado una situación donde el precio de los errores y de las políticas económicas se ha vuelto tan negativo que ahora estamos más allá de una "buena solución". Lo que queda encima de la mesa en estos momentos es la segunda o la tercera mejor manera de lidiar con los problemas de deuda. Pero respiremos tranquilos: ¡se encontrará una solución! Nunca infravaloremos la voluntad política de solventar un problema cuando el tiempo se acaba.

Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank