Según el Gobierno estamos a 15 minutos pero ¿de qué?

 

Pues miren ustedes esta reforma solo puede realizarla el Gobierno con el Parlamento.

Actualmente ni la CEOE, ni CCOO y UGT llegan a representar a la mayoría de empresas y trabajadores.

Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, al mes de abril pasado, el número de microempresas (de 1 a 9 trabajadores) y de pequeñas empresas (de 10 a 49) ascendían a 1.219.852. Sin duda alguna estas empresas no se encuentran representadas en la CEOE. Aun suponiendo que todas las medianas empresas, que es mucho suponer, estuvieran representadas, junto con las grandes, las primeras supondrían el 97,77% del total de 1.247.649.

¿A quién representa la CEOE?, es más ¿sabe siquiera cuales son las autenticas necesidades de las pequeñas y medianas empresas? Les garantizo que no tiene ni idea de las pequeñas y que de las medianas conoce algo de las más grandes.

Y qué decir de las centrales, autodenominadas obreras; defienden que tienen tres millones de afiliados, ¿qué son frente a los trece millones de trabajadores? Las micro empresas y pequeñas empresas, agrupan a cerca de cinco millones y medio de trabajadores, de los que las centrales “obreras” saben tanto como la CEOE de las respectivas empresas.

¿Qué intereses defienden los “acuerdos no escritos” cacareados por el Ministro de Trabajo?

Este país necesita pequeños y medianos empresarios que trabajen codo con codo con pequeños y medianos trabajadores, y las centrales sindicales (patronales y obreras) ni saben lo que necesitan ni parece que les interese. Como sucede con los millones de desempleados que sufren un drama personal que no se agota en lo económico.

Hay que desplazar, de una vez por todas, la negociación de los convenios al seno de las empresas, dotando a los posibles convenios sectoriales de un mero carácter subsidiario. Limitándose el Estado a legislar los mínimos retributivos, de descanso y asistenciales a trabajadores y familiares, propios de una sociedad desarrollada en los valores de un humanismo trascendente. Los convenios serán signos distintivos propios de cada empresa, que las convertirá en más o menos atractivas para los posibles empleados de las mismas.

Favorecer el establecimiento de salarios constituidos por una parte fija y otra variable, aplicables a todos los departamentos y actividades dentro de los mismosY vincular esa variable a datos objetivos de productividad, ya sea de la empresa, ya del departamento, para lo cual se deberán desarrollar organismos independientes que elaboren informes sectoriales, objetivos, que sean referencia de la parte variable de productividad.

La existencia de un único contrato laboral, fijo, se hace imprescindible, con un coste de despido razonable y proporcional a la permanencia del trabajador en la empresa, y con un periodo de prueba próximo al año, ya que las microempresas y las pequeñas empresas, muchas veces, se ven incapaces de valorar en menos tiempo la solvencia profesional y la actitud personal de los nuevos empleados.

Facilitar la flexibilidad interna, tanto salarial como del resto de condiciones laborales, frente al ajuste de plantillas.

Reducir al máximo las clausulas de revisión automáticas que no se referencien con la productividad, y – para el supuesto de revisión a IPC – referenciarlas a la inflación subyacente media de los países del euro.

Establecer el arbitraje como sistema de resolución de aquellos conflictos que se produzcan en este ámbito, así como para el supuesto de incapacidad de acuerdo para la renovación de los convenios de empresa.

Como pueden ver, difícilmente aceptaran, las centr
ales sindicales (patronales y obreras), un marco que realmente recorta sus poderes y se los devuelve a las empresas y a sus trabajadores, y lo sé por haber estado en ambos lados.

 

José Barta. Consejero Industrial de Livingstone Partners (Banca de inversión)