Unas iniciativas que estarían dirigidas a presos condenados por delitos terroristas y que consistirían en un programa en el que se les dará a conocer la realidad social. Lo que se busca es favorecer una reflexión sobre sus actos en el pasado con el objetivo de que los reclusos se acerquen a una posible integración en la sociedad democrática, además de evitar una radicalización durante su etapa en las cárceles.

Este plan es mucho más ambicioso que el llamado “Vía Nanclares”. No sólo se dirige a condenados por delitos vinculados con ETA, sino que también a los GRAPO, al crimen organizado y a grupos yihadistas. Aquellos quienes lo escojan, deberán mostrar un rechazo firme a la violencia y desmarcarse de un modo claro de la organización a la que formaron parte.

El sistema dará la opción de tener acceso a formación para facilitar la inserción en la vida laboral. Además, los presos que se acojan a este programa podrían ser acercados a centros penitenciarios próximos a sus domicilios.