El plan de estímulo, ya avanzado a principios de semana por el Primer Ministro Shinzo Abe y tendrá que obtener ahora el visto bueno del Parlamento tiene un objetivo claro: dinamizar la economía del país, que actualmente se encuentra en recesión técnica.

Así, se espera que la inyección de los 170.000 millones de euros den un impulso al Producto Interior Bruto nipón del 2% y que genere 600.000 empleados. Para ello, se va a gastar 32.000 millones en obra pública y va a reconstruir la zona asolada por el Tsunami de 2011. Y para obtener fondos para el presupuesto inicial, el Gobierno va a emitir nueva deuda en forma de bonos para la reconstrucción. Concretamente, lo hará por valor de unos 42.000 millones de euros.