Desafiando a la lluvia, y a las sanciones por protestar contra el actual Gobierno ruso, miles de opositores a Putin han salido a las calles de Moscú en una nueva protesta antigubernamental.

Más de cien mil personas han abarrotado las calles de la capital rusa para demostrar su rechazo a la política llevada a cabo por el presidente ruso, dentro de un movimiento que ya es conocido como la “marcha de los Millones”, y que ya cuenta con su segunda jornada de manifestaciones.

Sin embargo, el régimen del país ha levantado fuertes impedimentos para que la protesta tuviera lugar, una de ellas es el endurecimiento de las sanciones para los manifestantes, o el interminable cordón de detectores de metales que hay que atravesar para poder unirse a la columna de protestas.

Es tal la presión a la que Putin está sometiendo a sus opositores, que el líder de la protesta, Serguei Udaltsov, tiene abierta una investigación penal provocados por actos violentos, que según Moscú, llevó a cabo durante la última manifestación el 6 de mayo.

La cara opuesta la da el Gobierno que preside Putin, que abre la guerra de cifras de seguimiento, y tan solo reconoce a 18.000 manifestantes.