Patxi López apuesta por «ceder más poder» a Bruselas

Asimismo, el exlehendakari cree que "el modelo europeo que hemos vivido las últimas décadas ha fracasado" y "sólo han ganado los que querían eliminar no las fronteras, sino los controles a los capitales especuladores".

Durante su intervención en el citado foro de debate, organizado en Bilbao por Nueva Economía Fórum, López indicó que "no tenemos instituciones democráticas comunes de la Unión Europea" y lamentó que éstas hayan sido sustituidas por la "troika". Opinó que la ausencia de un poder controlado por el Parlamento ha sido ocupado por otros poderes no democráticos.

PODERES FÁCTICOS

¿Cómo es posible que unos poderes fácticos prevalezcan sobre la propia democracia?, se preguntó. ¿Cómo se puede permitir que se quiten gobiernos democráticos y se sustituyan por tecnócratas de dudoso resultado? ¿Cómo admitir que se salven bancos que arruinan a sus clientes con recursos públicos sin que tengan que someterse a ninguna condición y mientras, como en Chipre, se pone en duda la seguridad de los ahorradores?

Para el dirigente socialista vasco y exlehendakari, la solución "no es romper con Europa, la solución es más Europa", es decir, dar más poder a las instituciones europeas; eso sí, un poder "controlado democráticamente por el Parlamento Europeo".

En este sentido, opinó que "en estos tiempos de vendavales nacionalistas, la solución no está en quitar poder al Gobierno central de España, sino en ceder más poder al Parlamento Europeo". Además, indicó que para construir "la Europa que queremos, necesitamos la verdad".

PROBLEMAS DE ESPAÑA

En clave de política interna, el secretario general del PSE-EE manifestó que hoy en día la situación política española es de una "gran inestabilidad".

Asimismo, opinó que se ha producido la convergencia de tres movimientos que han encontrado en la crisis la excusa perfecta para deslegitimar el sistema y defender intereses ajenos a la ciudadanía: el afán recentralizador de la derecha, "que persigue dinamitar el Estado de las Autonomías"; los sentimientos rupturistas alimentados por los nacionalistas periféricos, y los movimientos de deslegitimación política "que utilizan la indignación ciudadana por una crisis mal resuelta, pero que corren el riesgo de derivar en recetas equivocadas".