Tardà, que fue expulsado de la tribuna esta mañana por expresarse en catalán, explicó que sólo 14 familias han pedido este año atención personalizada en castellano para sus hijos en toda Cataluña.

La decisión del TSJC supone que si una sola familia solicita las clases en castellano, todo el aula tendrá que cambiar de lengua vehicular. La intención del diputado independentista al dirigirse al pleno en catalán era "hacer una prueba en justa correspondencia" y comprobar si hablar en catalán era posible en el Congreso si lo solicatan los diputados catalanoparlantes que son "un buen número".

Lo que ha quedado en evidencia con su expulsión, dijo, es que no se usa "la misma vara de medir" para juzgar un caso y otro, y defendió que lo que "puede parecer un sinsentido, lo es en Catalauña y aquí".

En suma, el diputado de Esquerra ha querido hacer "la prueba del algodón" al sistema democrático y con la expulsión que quedado "muy evidente" su postura.

Tardà recordó que desde el año 2004 ERC intenta impulsar el uso de la lenguas cooficiales en el Congreso hasta que "nos dimos cuenta de que no había ninguna voluntad de respetar los derechos ligüísticos de los diputados".

Su actuación de hoy pretendía ser, en suma, "una acción de protesta que pretende ser pedagógica para que sea visible el sinsetido de la decisión del TSJC de ayer".