Cuidarse para poder cuidar

Carmen Sacristán, fundadora de la Fundación RAIS, ha explicado en Gestiona Radio que con mucha frecuencia las personas que cuidan sufren el síndrome de burn-out y se queman personal y profesionalmente. El hecho de estar quemados no significa que no sigan ejerciendo su cuidado; pero lo hacen desde la lejanía. No se ponen en relación con la otra persona, dan su saber teórico, sus técnicas; pero no a sí mismos.
En sus cursos en el ámbito en la intervención psicosocial, el Centro Abierto (Fundación Tomillo) pone en marcha el próximo 16 de noviembre “Cuidarte para poder cuidar. Taller de desarrollo personal para profesionales de la intervención psicosocial” de la mano de Carmen Sacristán, fundadora de Fundación RAIS, trabajadora social y terapeuta. Los profesionales de la relación de ayuda tienen que dar un “salto al vacío” al ponerse en relación con las personas con las que trabajan. En el día a día se arriesgan a encontrarse con el otro, en situaciones de dificultad y vulnerabilidad.

Este contexto puede llegar a ser una fuente de malestar o sufrimiento si no saben manejarlo adecuadamente.
“Somos la mejor herramienta que tenemos para trabajar y ayudar a los demás, aunque también somos un instrumento vulnerable. Cuidarnos en el día a día, atrevernos a mirarnos, a aceptar nuestra fragilidad, a darnos cuenta de lo que nos está pasando e intentar conocer qué hacer con todo ello, no siempre es una tarea fácil”, señala   Carmen Sacristán. “La única herramienta para que la relación sea amorosa y cálida es que la persona que cuida tenga ese sentimiento hacía quien cuida y se de en cada encuentro. Además es una herramienta que se multiplica con el uso, es como un boomerang, cuando más das lo que se te devuelve, te hace estar cada vez más llena para poder seguir dando. Lo mismo a la inversa”, puntualiza la experta.

No es fácil aprender a cuidarse, a veces nos olvidamos de escucharnos, mirarnos, darnos nuestro espacio y tiempo para estar bien y desde ahí poder estar con los otros. El cuidarse es una responsabilidad personal de cada uno y no es algo que se haga en un momento puntual; sino que es un proceso con el que comprometerse para toda la vida, aprendiendo de los aciertos y de los errores, partiendo de donde cada uno está y aceptándose con las vulnerabilidades y las fortalezas que todos tenemos. Como dice Erich Fromm “quien no es capaz de prestarse atención a si mismo ni de sentirse a gusto consigo mismo no podrá tampoco prestar atención ni sentirse a gusto
con otras personas.” Este taller, que imparte el Centro Abierto Tomillo tiene por objeto crear un espacio
grupal donde buscar en tres caminos fundamentales.

“El primer camino a recorrer es hacia uno mismo, poner conciencia en lo que le pasa cuando se pone en relación, autoconocimiento de las emociones que se le mueven, mirar de frente las situaciones donde se llena de energía y en lasque las pierde. Cómo vive las situaciones conflictivas y cómo poder vivirlas de forma más creativa. Si existe coherencia entre sus pensamientos, emociones y acciones…”, explica, Carmen Sacristán. “El segundo camino que propondremos es cuidarse en compañía de otros que viven situaciones parecidas a las tuyas. Compartir vivencias nos enriquece y cura heridas que creemos que tenemos solo nosotros. El tercer camino es tener una persona, que sea un referente para tí y pedir ayuda para que supervise tus intervenciones”, puntualiza Sacristán.