La mayor cementera española, filial de FCC, ha trasladado a los sindicatos su plan de recortes para adaptar la capacidad productiva a la demanda actual. El ahorro que se persigue debe ser similar al que se habría conseguido con el cierre de tres de las ocho plantas que el grupo mantiene en España.

Los expedientes de regulación de empleo podrían afectar a medio millar de trabajadores, de un total de 3.500 en España. Además, se cerrará la planta barcelonesa de Vallcarca diez meses al año.