Las empresas que más demoran sus pagos son aquellas que pertenecen al sector de la construcción e inmobiliario que, de media, tardaron en abonar sus recibos pendientes 307 días.  Por detrás se quedan las del sector servicios y el comercio, que esperan hasta 234 días y las compañías de la Industria, que se hacen de rogar 216 días. Mejor se portan las empresas del sector energético, que -aunque también sobrepasan el tope fijado por ley- saldan sus deudas en un plazo de 100 días.

Tiempos dilatados que contrastan con los días que estas empresas tardan en cobrar a sus clientes. A modo de ejemplo, las compañías del sector de la construcción cobran en 136 días, 171 menos de los que tardan en pagar.

Según la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad, esto evidencia que muchas de estas grandes compañías se financian a costa de sus propios proveedores, en su mayoría pymes y autónomos. Por ello, propone que se establezca un régimen sancionador con multas ejemplarizantes de hasta 900.000 euros. También aboga por la creación de un Observatorio de la Morosidad, que permita conocer la rigurosidad de los pagos, o implantar la figura del mediador.