Norberto Mateos, director general de la división ibérica de la compañía, justifica estos peores resultados por la elevada demanda que está registrando su nueva generación de procesadores Intel Core, situación que ha provocado que la firma haya centrado sus esfuerzos en este periodo en poder satisfacer ese elevado volumen de peticiones y que, a su vez, registre menos ventas en sus productos ya en el mercado.

Según Mateos, cuando Intel comience a entregar esos nuevos procesadores, en el segundo y tercer trimestre del año, los beneficios de la tecnológica volverán a la senda estimada. De hecho, a pesar de los negativos resultados del primer trimestre, Intel ha mantenido sus previsiones de aumento de ingresos para el curso completo.

Una de las principales dificultades que afronta el negocio de Intel es el continuo descenso de las ventas de ordenadores personales a nivel global.

Actualmente, la unidad de Intel de ordenadores convencionales acumula el 63% de la facturación de la compañía, aunque ésta reconduce cada vez más su estrategia hacia los nuevos dispositivos: ordenadores convertibles, ultrabooks, tablets, etc. Según Mateos, “el descenso de ventas de ordenadores personales se compensará con la generación de las nuevas categorías”.