Mucho piloto para tan poco coche

 

Sebastian Vettel se ha proclamado campeón del mundo de Formula Uno por tercera vez consecutiva. De esta forma, el alemán se convierte en el piloto más joven en alcanzar la triple corona. Para festejar el triunfo en Brasil, Vettel ha tenido que luchar mano a mano con un titán incasable como Fernando Alonso. El piloto asturiano ha realizado la mejor temporada de su carrera deportiva y en igualdad de condiciones hubiese ganado su tercer mundial, algo en lo que coincide todo el paddock.

 

En Interlagos, última cita del mundial, el piloto de Ferrari realizó de nuevo una carrera soberbia, llegando incluso a liderar el campeonato durante cuatro vueltas. Para empezar, la ansiada lluvia hizo su aparición en el momento idóneo, en la vuelta de calentamiento, maximizando la tensión de Vettel en la salida. Cuando se apagaron los semáforos, el español adelantaba hasta tres posiciones, mientras que el de Red Bull se veía envuelto en un accidente, del que tan solo la fortuna -que habitualmente le acompaña- le pudo sacar ileso.

 

A partir de ese momento, Vettel regresó a las primeras posiciones por sus extraordinarias condiciones, mientras que Fernando veía como sus opciones de ganar el mundial disminuían con cada uno de sus adelantamientos. Pese a ello, el asturiano siguió peleando como en cada prueba del calendario, subió al podio y se ha quedado a tan solo tres puntos del triunfo. La conclusión y los deberes para la escudería Ferrari son claros: Dar a Alonso un coche campeón.