Actriz de reparto olímpica

Pero la Botella, doña Ana, debió pensar que el Ejército acudiría presuroso en su socorro. O en su defecto, alguna agrupacioncilla de Legionarios de Cristo, ataviados más de Legionarios que de Cristo, por cierto. Como le iban a fallar a ella, que tan alta ha dejado la bandera de su ciudad y de su país en el Comité Olímpico Internacional, que tantos méritos propios acumula en la obtención del bastón de mando, y que tan humildemente ha instalado sus dependencias en un glamuroso palacio de la Plaza de Cibeles. Camisas negras, a mí, debió pensar.

Y no, querida. Por suerte, aunque por desgracia para ti y los tuyos, hoy es más difícil ver a un grupúsculo paramilitar tomando las riendas de los servicios básicos, que verte a ti, alcaldesa de rancio abolengo, moviéndote en metro y autobús como todo hijo de vecino. No tienen la culpa los basureros, que ganan entre 500 y 1.300 euros. No tiene la culpa la concesionaria, a la que se apretó y ahogó para que pudiera ganar un concurso de aves de rapiña. La culpa es tuya, actriz de reparto de una candidatura olímpica, por liarla tan parda cada vez que tienes opción.