Dos argumentos robados

El segundo argumento se lo robo a alguien de quien he aprendido mucho en esta vida, y que tiene a bien escucharme en directo o en diferido, según se tercie, y que hasta me permite licenciarme sus obras sin citar fuente.

Según este segundo argumento, en los últimos diez años hemos asistido a una transferencia controlada de capital hacia las empresas por medio de la detracción de los recursos de los que disponían las familias para sus propias redes de solidaridad. Es decir, una financiación encubierta de la actividad privada mediante la hipoteca de las futuras pensiones, cargadas en el apoyo a hordas de generaciones con contratos precarios y salarios menguantes. Si pueden transmitirle esta idea a Izquierdo, quien les habla se da hoy por más que satisfecho.