Bárcenas no es Forrest Gump

Empezando por este mismo que ahora les habla, este Arquero Público empeñado en robar argumentos a quienes les sobran para entregar razones a quienes no las encuentran. El primer tonto, yo.

Son tontos, somos tontos, porque ustedes, sus familias, sus amigos y conmigo también mi familia y mis amigos, nos hemos empeñado en que esta vida hay que empollarla y currársela para salir adelante, pagar la hipoteca, abonar los recibos, educar a la prole y conducirse con dignidad por el otoño de la vida. Tontos. Que ya lo decía Forrest Gump: tonto es el que hace tonterías. Ustedes, yo, los suyos, los míos, nosotros todos, hacemos eso: tonterías.

El secreto de un bolsillo afortunado no pasa por ahí. Hablo de afortunado de los de verdad, no de unos cuantos cientos de miles de euros en la cuenta corriente, sino de varios millones, de que le descubran a uno 22 y diga que de hecho llego a acumular 38. Para eso solo hace falta vender cuadros y traficar con acciones en la Bolsa. Que nos lo ha dicho el más listo de la clase, el amigo Bárcenas. Que cobraba del PP, en adenda, como quien se come unas pipas, por pasar el rato, por matar el tiempo. Tontos todos menos él, Bárcenas, listo como el hambre.

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