A César Alierta no le gusta el secador, prefiere los sopletes

¿No os pasa a vosotros qué a veces miráis a alguien y pensáis si tendrá tomates en los calcetines? A mí me ocurre continuamente cuando miro al que nos ofrece adsl’s. Lleva los pantalones de los trajes tan grandes… ¡Ah! Ya caigo, es que por allá por el 2002 el Sr. Alierta se había comido a sí mismo y no ha renovado el vestidor. “El presi” de Telefónica sabrá mucho de empresa pero de estilo sabe lo que de buscadores, ejem. En mi nada modesta opinión, creo que Alierta ha descubierto Primark y se ha viciado, se ha viciado comprando como si no hubiera un mañana chaquetas recién salidas de un taller de trajes ignífugos. ¿Estáis pensando en esos plateados, verdad? Pues esos, esos. Esto debe ser cosa de su época en Tabacalera.

Pero si hay algo que comparten todos estos “cotizados” es el corporativismo, cosa que entiendo pero mi comprensión nada hace que les perdone el aburrimiento que me producen. Las ovejas de San Isidro son algo más innovadoras. Alierta no se quita la corbata azul, ya sea de rayas, lunares o lisas ni aunque le caiga salsa de pollo asado. Me imagino al presidente de la compañía un domingo vestido de casual en su casa con su camiseta de algodón de Movistar y unas mayas ciclistas a lo “Manolete” regalo de Juan José Cobo.

Lo cierto es que a sus trajes protectores contra el fuego yo les veo una razón de peso: Alierta se seca el pelo con un soplete mientras habla por el manos libres. No es posible el encrespamiento que tiene este hombre, un desrizante o algo