Déficit, endeudamiento y ralentización

Un feo panorama que se ve agravado por la creciente factura de la deuda pública entre las principales potencias… Para hacernos una idea de lo que hablamos, Japón con su nuevo plan de lucha contra la deflación podría llegar al 250% sobre el PIB. Unas cifras difíciles de controlar, imposibles de devolver, por lo que el G20 en Washington se propone poner límites al endeudamiento. Sin llegar a poner coto a los planes de recuperación, las 20 mayores economías van a tratar de adoptar un Washington un límite de deuda del 90% del PIB de cara a 2016.

Es un objetivo complicado de cumplir en la espiral en la que nos encontramos. Si miramos otro  ejemplo. Éste ya más cercano. España alcanza un endeudamiento de 913.600 millones de euros. Nada más que el 85% del PIB, y el Gobierno prevé que este mismo año superará el 90%. Se abre, por tanto, una segunda derivada de la crisis económica, que ya no sólo afecta a los déficits, sino también a la deuda que tenemos pendiente, que puede ser un lastre que termine sumergiendo la salida de la crisis global.

Déficit, endeudamiento, ralentización. Síntomas de economías globales que no funcionan, que no terminan de arrancar, y que poco a poco parece que empiezan a contagiar también a los mercados. La prudencia se ha impuesto entre los inversores, y empiezan a corregir los máximos que venían tocando durante estos días anteriores. De hecho los propios analistas empiezan a mandar mensajes de alerta a países como España e Italia: las dudas pueden trasladarse pronto a los mercados de deuda, por lo que eso de financiarse a 5 años por debajo del 3,5% puede acabarse pronto.