Desahucio, refugio, nómada

En realidad, quienes vivimos de alquiler y pensamos seguir haciéndolo, vivimos en una especie de beta permanente de crisis, si me permiten ustedes la expresión. Con la tradición tan castiza de que el ladrillo es una buena inversión, y que tanto nos metieron en la cabeza cuando el cuento de hadas de que España iba bien, el mercado del alquiler tiene unas rigideces que ríete tú de las que dice la patronal que tiene el mercado laboral. Al lado de esto que les cuento, lo del laboral es puro chicle, goma de mascar maleable una y mil veces.

Por eso, que ahora la Junta de Andalucía, después de seis añazos de sufrimiento para muchas familias, decida meterle mano a los especuladores de pisos vacíos, ni nos va ni nos viene. Nos alegramos por los beneficiados, claro, que somos humanos. Pero seguimos viendo en ello el vicio de buscar un refugio cuando el mundo de hoy exige nómadas. Es decir, un ancla echada en el pasado, más del mismo error, poner una venda donde hace falta cirugía y extirpar.