Hay dinero, ¡por supuesto que lo hay!

 

Así que no pongo la mano en el fuego sobre su autenticidad, pero me da que son datos más certeros que los que a diario nos ensartan como oficiales, y son por tanto herederos de la trampa gubernativa y del establishment.

En España, uno de cada diez conciudadanos se dedica a la política, viva de ella mejor o peor. En Alemania, la proporción es diez veces inferior: uno de cada 1.000. Si quisiéramos equiparar la proporción, lógicamente la nuestra a la suya, tendríamos que echar a la calle a 350.000 quebrantabolsillos y aspirantes a mandarín. ¿No han votado muchos de ellos una reforma laboral que abarata el despido? Pues que apechuguen, hombre.

 

Tomando esa reconversión sectorial como una inversión, descontada la indemnización por despido y un IPC en torno al 8%, que ya es decir, obtendríamos de vuelta casi 650.000 millones de euros. Lo suficiente como para no cobrar IRPF a 1.000.000 de autónomos con ingresos inferiores a 50.000 euros, no cobrar IVA a empresas con menos de 50.000 euros de beneficios y multiplicar por 5,5 el presupuesto de Educación, por 7 el de Sanidad, y por 2,5 el de I+D. ¿Qué, nos ponemos manos a la obra? Total, 350.000 parados más no se van a notar tanto.