Pero la cuestión importante va a estar en los números que haya para España. Obviamente nos va a decir que tendremos crecimientos negativos –como se llama ahora a no crecer”, y una tímida recuperación para el próximo. Con estas cifras encima de la mesa, el Gobierno se podrá poner a trabajar en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año.

Pero sin duda, la atención va a estar en el déficit. Se rumorea –de hecho la Comisión ya lo ha dicho- que será flexible con el cumplimiento de la reducción de deuda.

Ahora bien, esto no puede ser óbice para que el Ejecutivo relaje su compromiso con atajar los principales males de nuestra economía.

Necesitamos ganar en competitividad, en productividad, y también en una mayor apertura del mercado interior. Es decir, acabar con esas barreras que ponen a los empresarios las autonomías mediante la duplicidad. Algo esencial, si pretendemos competir con nuestros socios europeos.