Lo hace  para ayudar en España a aquellos que peor lo están pasando, ya que el 82% de las personas que atiende Cruz Roja en nuestro país están por debajo del umbral de la pobreza. Por poner algún dato más, ayer conocíamos que más de 2 millones de niños viven en ese umbral y, muchos de ellos, viven en los más de 800.000 hogares en los que ningún adulto tiene un trabajo.

Son cifras reales, que demuestran los devastadores efectos de la crisis. Pero no debemos olvidar que hace años, cuando todos teníamos más dinero el bolsillo, miles de personas en España tampoco tenían que echarse nada a la boca, y entonces no nos acordábamos de ellas… Pero cuando uno ve que esas cifras no se reducen, si no que aumentan, no puede evitar preguntarse qué está haciendo mal una sociedad, un Estado, que no puede garantizar ni siquiera algo tan básico como un plato de comida caliente a sus ciudadanos.

La situación es preocupante, y debería hacernos reflexionar. En especial porque hasta ahora muchas familias viven de la ayuda de familiares, y de las ñapas que hacen en la economía sumergida. Pero cuando un padre ve a sus hijos pasar hambre, hace lo que sea necesario, y la situación puede empeorar en los próximos meses si se cumplen las previsiones macroeconómicas. ¿Hay que cambiar de políticas? No lo sé, pero se empieza a dar un caldo de cultivo muy peligroso para un estallido social capitaneado por grupos populistas que pongan en riesgo la estabilidad de la que disfrutamos hasta ahora…