Gonzalez, Zapatero y Dostoyevski

Con esta aprobación se concluir una crisis, orquestada por el propio Gonzalez, para librar al partido socialista obrero español, de adjetivos que le impidieran aspirar seriamente a, algo hasta hacia tres años impensable, el gobierno de España.

Hasta aquí podríamos entender que no pasaba, la maniobra de Felipe Gonzalez, de ser una mera estrategia de imagen.

Pero, como desarrollo más extensamente en mi artículo “Dimensiones de la crisis del PSOE, desde la visión de Dostoyevski”, lo que se abría con esa maniobra era una autentica crisis de identidad, ya que, para el PSOE, la denominación marxista no se limitaba a una mera línea de acción política; incorpora en si misma toda una metafísica y una antropología, que daba respuesta a las razones últimas de toda actuación, llegando incluso a dar respuesta “pseudo religiosa” (la denominan científica, pero no tienes pruebas acordes con tal denominación) a las preguntas, que toda persona se hace, sobre la vida y la muerte.

Fiódor Mijáilovich Dostoievski (1821-1881), el extraordinario escritor ruso, autor de novelas como “El idiota”, “El jugador”, “Los hermanos Karamazov” o “Crimen y castigo”, que debido a su vinculación a movimientos socialistas utópicos, llegó a ser detenido y condenado a muerte, conmutándosele la pena, en el último momento por la prisión en Siberia, llegó a sostener que “el socialismo revolucionario (en el que se entronca el marxista) no viene a sustituir de ninguna manera al capitalismo, al contrario, crece en la misma tierra que el capitalismo, es carne de su carne y sangre de su sangre”. “El socialismo viene a sustituir al cristianismo, quiere suplantar al cristianismo

Para Marx, no resulta baladí el hecho de que fuera judío, el mesianismo correspondía a una misión colectiva, misión encomendada a todo un pueblo, y ese pueblo elegido por Dios, ese pueblo mesiánico, era el proletariado.

Este entramado de realidades, valores y creencias, es lo que Felipe Gonzalez no logra suprimir de un plumazo. Y todo se sostiene mientras al frente del partido se mantiene él, que es un hombre eminentemente pragmático, en el sentido pleno del término.

Esta situación se mantiene oculta tras las distintas luchas por el poder del partido, al cese de Felipe Gonzalez, hasta que Zapatero llega al poder, y se encuentra con la necesidad de dar respuestas a una realidad plural, desde una posición de elevado poder, sin el apoyo de un marco ideológico ya consolidado, al cual se ha renunciado, pero con la necesidad de encontrar el “sentido último” a sus posibles actuaciones.

Solo, aparentemente, un criterio se ha mantenido como valido: “el de actuar siempre siendo la antítesis de la religión católica”, que debe ser el recuerdo genérico que le queda de la abandonada ideología marxista.
Solo así se explican las múltiples contradicciones consistentes en atacar la religión cristiana, sobre la que se ha conformado la Europa de las libertades, al tiempo que se defendía el Islamismo o el hinduismo. Atacar las detenciones de palestinos y no censurar las matanzas de cristianos en Pakistán, o la esclavización de cristianos en Sudan, etc.

Solo así se comprenden medidas como “la alianza de civilizaciones”, de la que “quedan excluida” las que han configurado la cultura occidental, que es la cultura, de raíces judeocristianas, que defiende, por antonomasia, entre otros muchos valores la libertad de todas las personas, junto con la plena dignidad de la mujer.

Otro tanto podríamos decir sobre la lucha contra la violencia de género, al mismo tiempo se hace una autentica apología de culto al cuerpo y al placer sexual, desvinculado de cualquier tipo de compromiso con los afectos de las personas e incluso con los resultados propios de la naturaleza de algunos actos: resultado, un concepto absolutamente “utilitarista” de la otra persona, a la que no se ve como tal, con los mismos derechos que yo, sino como un “objeto” que “vale” en la medida en que me resulta útil (me da placer, me acompaña en la soledad, me ayuda a llegar más alto, etc.).

En definitiva, el PSOE tiene una importantísima asignatura pendiente, para el bien de sus militantes y de la sociedad española, en la que debe decidir  si, a diferencia de lo realizado en estos últimos años, que se encuentra más cerca de una acción de “política confesional” (teísmo o ateísmo, en este ámbito deben tener la misma calificación), o desarrollará un ideario, propio de un partido político, responsable de administrar correctamente los recursos disponibles, en bien de la sociedad y de sus ciudadanos, en el marco de los valores éticos de la civilización occidental.

José Barta

Profesor de Estrategia para mercados hostiles

Consejero Banca de inversión