Hacer una Huelga General para que nada cambie

Madrid, a 29 de marzo de 2011

Comparece en la capital de España este humilde contador de cosas, que ha tenido la ocasión de escuchar los argumentos de la patronal, los sindicatos y los políticos de cara a la Huelga General que se celebra el día de autos.

Hechos:

A 29 de marzo los sindicatos deciden tomar la calle en protesta por la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno del Partido Popular. Una norma que pretende regular el mercado de trabajo, para intentar en mayor o menor medida, frenar el avance sistemático del paro en España. ¿Tendrá éxito? Sólo el tiempo lo dirá.

Apoyando la causa aparecen también grupos sociales y políticos. Lo más llamativo: el respaldo que da a la convocatoria el Partido Socialista, que hace tan sólo un año llamaba a la responsabilidad a la oposición para que no apoyaran las manifestaciones en su contra.

Junto a ambas partes, tenemos una tercera implicada: el Gobierno del Partido Popular. Llaman a garantizar el derecho al trabajo, e insisten una y otra vez que nada les hará cambiar de opinión. La medida está aprobada y seguirá adelante.

El apoyo ciudadano y de los trabajadores al llamamiento de los sindicatos todavía no puede cuantificarse. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, el baile de cifras va a ser la constante. Lo importante, en realidad, es ganar la batalla en la televisión. Para ello Gobierno y Sindicatos trabajan por conseguir la mayor notoriedad en aquello que les interesa. Los unos en que se ofrezcan tiendas abiertas, transportes funcionando y de paso algún piquete incendiando barricas. Los otros, en que salgan en la tele transportes vacíos, negocios cerrados y el consumo eléctrico disminuyendo.

CONCLUSIONES

Primera: Que la reforma laboral no deja indiferente a nadie.

Segunda: Que los Sindicatos no van a cejar en su empeño por reclamar un cambio en la reforma laboral. Es más, cabe la posibilidad de que acrecienten su campaña de movilizaciones. Se convertirá en el caballo de batalla para  luchar, también, por el poder que les hace perder en los convenios colectivos. Pero sevirá para intentar defender las subvenciones que tienen, y que es factible se vean recortadas en los P.G.E. que se aprueban este vierenes.

Tercera: Que el Gobierno tampoco va a cejar en su empeño reformista. Al menos es lo que dice. Podrá acertar o no. Sin embargo, ha cerrado toda opción al diálogo con los representantes de los trabajadores. Ya puestos, debería empezar a plantearse la reforma del sistema de representación sindical y patronal.

Cuarta: La patronal intenta desmarcarse de lo que ocurre en las calles. Insisten en la normalidad, y no hablan de las pérdidas que van a obtener. Dicen que les gusta la sinfonía, pero que ha quedado demasiado corta.

Quinta: Los ciudadanos se muestran dubitativos. Quien más quien menos tiene razones para salir a la calle: recorte de derechos, cambios laborales, pérdida de poder adquisitivo… También los tienen para no salir: la confianza en políticos y sindicatos cada vez es peor, no pueden permitirse perder un día de salario, y no terminan de ver la luz al final del túnel. Se preguntan si es momento para huelgas.

Sexta: La más populista, y la más realista.. Hay cinco millones y medio de personas a las que les gustaría tener la posibilidad de elegir si quieren hacer huelga.

Séptima: Patronal, Gobierno y Sindicatos están condenados a entenderse. Más tarde o más temprano.

Octava: Ni los unos, ni los otros, tienen en cuenta al ciudadano de a pie.

Novena: Los ciudadanos cada vez están más distanciados de la política, los sindicatos y todo lo que les rodea.

Décima: Tras la huelga general, nada va a cambiar. Todo seguirá igual.