¿Quién quiere invertir en ladrillo?

Mal día ha escogido el Tesoro para salir al mercado en busca de 2.500 millones de euros en bonos a tres años y obligaciones a cinco años. La subasta llega cuando las dudas del mercado sobre la banca española amenazan con dar otro empujón hacia arriba al bono a 10 años y con poner a la bolsa en mínimos de hace más de 8 años. Ayer los tocaba, para cerrar finalmente en los 6.831 puntos.

Las dudas del sector financiero se llevan por delante todo lo que tocan. Europa es incapaz de llegar a un acuerdo sobre las futuras provisiones. Y a eso, además, tenemos que sumar los problemas propios de España. El gobierno, dice Reuters, estudia con Goldman, Credit Suisse y UBS el futuro “banco malo”, y ayer Luis de Guindos habló del tema con sus colegas europeos. La idea: sacar fuera del balance de los bancos los activos inmobiliarios. Pero claro, la duda está en saber cómo hacerlo sin poner dinero público tal y como pretende el Gobierno. Algo que, a priori, se antoja imposible habida cuenta de que la factura –según quién hace las cuentas- puede rondar los 100.000 millones de euros.

Una suma demasiado elevada como para esperar que sólo los inversores privados se ocupen de ella. ¿Quién va querer invertir en ladrillo y suelo ahora mismo? Parece de locos. Así que Bruselas estudia ya la manera de entregar dinero a la banca española a través del Fondo de Rescate. Una opción que se contempla, pero que nunca hasta ahora se ha realizado. Novedad para salvar las cuentas de una economía mucho más grande que la griega, portuguesa o irlandesa y que, por ende, requiere de soluciones creativas. El problema, una vez más, es quién paga a los socios europeos la fiesta. ¿los bancos o el Estado – ciudadano?