Lloriqueo eléctrico con nariz de Pinocho

Ruego a quien sea menester que no me saque de este estado de sempiterna tontuna que tanto me caracteriza, y que me lleva a no entender lo básico y aceptado por quienes regulan nuestras haciendas. Verbigracia: que allí donde alguien gana 2.200 millones de euros en un año sea capaz de lloriquear, sin aparente síntoma de vergüenza torera, porque es un 40% menos que lo que ganó en 2010 y además es víctima de una cosa llamada “déficit tarifario”.

Gracias a ese oráculo llamado Google, he aterrizado en una web cuya lectura recomiendo. Si la cosa es como nos cuentan ahí, y tiene pinta de serlo, la historia da para una lista de juicios sumarísimos más extensa que Nüremeberg y menos piadosos que el de Ceaucescu. Más bien, al estilo de Malditos Bastardos. Me siguen, ¿verdad?

 

Según esta web, estamos ante un mercado estratégico en el que el origen del bien a consumir es de distinta índole, así como sus costes; pero cuyo precio final, regulado por ley, es casi el equivalente al de la producción más cara. Así, las producciones más baratas, amparadas en ese coste imputado por ley, reclaman un déficit donde no hay sino beneficio. Y todo, después de que hayamos abonado 12.000 millones de euros por una liberalización que, argumentaron, haría bajaría los precios. Y, todo lo contrario, subieron. Lo dicho. Mucho lloriqueo con la nariz de Pinocho.