Lo dice la coplilla

Si les digo que es el sucesor de Carlos Dívar a lo mejor les va sonando más. “Ah, sí”, me dirán, “el de los viajes supuestamente a escote del personal”. Pues sí, ese, el que más de un suspiro causó en Chueca, a base de cenas deluxe para él y su jefe de seguridad, además de ayudante personal.

Su sucesor, el tal Moliner, está compungido porque después del escandalazo de Dívar, el CGPJ se ha puesto tacaño, y resulta que le toca viajar en clase turista. Mecachis en diez, con lo bien que se va en clase business, ¿verdad?, sobre todo cuando lo paga Hacienda, que somos todos, aunque unos lo somos más que otros. Dice mi primo que no es que se le caigan los anillos, pero que da mala imagen. Pues échele un par de narices, don Gonzalo, y pida amparo al Constitucional, que aun siendo de su estirpe puede que se rían en su calavera de tamaña excentricidad. O no, vaya usted a saber. Que somos así de rarunos.

En fin. Que porque es él y no el anterior. Que ya saben cómo sigue la coplilla. La princesa está triste, qué tendrá la princesa, los suspiros se escapan de sus labios de fresa. Que no lo digo yo. Que lo dice la coplilla.