Máster en cafés

Hoy es viernes, y como me gusta decir los viernes, toca que nos quitemos la corbata. Que además es lo mejor que podemos hacer los fieles pagadores de esa Hacienda de todos menos de quienes pueden pagar las trampas legales. Cuantas menos armas demos al enemigo para nos estrangule, de corbatas les estoy hablando, esos minutos de vida que burlamos a la negra dama vestida de inspector. O de guardia civil. El caso, ya lo saben ustedes, es pagar.

Y que no nos paguen demasiado, que tampoco lo valemos tanto. Ayer el desministro de desempleo, porque ministro de Trabajo suena un tanto ampuloso con los tiempos que nos esperan, nos lo vino a decir sin malas pulgas pero con ninguna inocencia: que 4 de cada 5 puestos de trabajo ofertados requieren titulación universitaria, y sólo 3 de cada 20 candidatos están a la altura. Que no sé cómo se les ocurre a estos chivos expiatorios llamados parados: a estas alturas del partido y sin un solo título en el bolsillo, manque sea de los que se pagan a tanto el kilo de billetera y de morramen, que tan bien sientan en las estadísticas privadas de ciertos estamentos.

 

Y no soy yo quién para desautorizar al ministro, pero para mí que el malandrín se ha cargado de un plumazo y por decreto el mito laboral de los últimos años: el de la sobrepreparación de los jóvenes. O eso, o que hay mucho máster con idiomas sirviendo cafés. Aunque si es esto último, entiendo que el ministro se lo calle. Le va en ello seguir… o ponerse a servir cafés.