No soy como sus abuelos

Es una tentación muy grande remarcar ese carácter de diosecillos tocados por el Altísimo que mueve a parte de la peor derecha europea, que está precisamente aquí, en la España una, grande y libre que los abuelos forjaron a base de gónadas, o eso nos habían contado sus pelotas oficiales, también llamados cronistas del régimen. Hasta que 70 años después nos hemos enterado de que aquellos generales utilizaban las gónadas solo para tenerlas cerca de los fajos de billetes que los estrategas de Churchill ponían a disposición de estos militares que, decían, tanto habían trabajado por España.

Es una tentación muy grande no ir con el espantajo en la mano a los humillados de la Memoria Histórica, que no son quienes la promueven sino quienes tratan de sepultarla en cal viva, y preguntarles en la cara si es que sienten vergüenza de sus abuelos. Porque yo la sentiría. Claro que yo no soy como ellos. No cobro sobornos, y ni siquiera sé cómo se hace.