Se lo voy a decir, bien clarito aprovechando que es lunes, desde las primeras palabras de esta columna: no les incito a la insumisión fiscal. Primero, porque es ilegal que lo haga, ya que les estaría incitando al delito. Segundo, porque por muy legítimo que les parezca, estarían haciendo que paguen justos por pecadores; todavía más, que ya es decir, que en la vergonzante inequidad fiscal de nuestros tiempos.

Dicho lo cual, también les digo que si a partir de ahora eligen ustedes la vía de la insumisión fiscal, tienen mi más absoluta e indignada comprensión. Y mira que habré llamado de todo a los partidarios de que el Estado adelgace e intervenga sólo como garante. Pero ante unas instituciones que han demostrado tal grado de insolvencia, y que no nos aportan ni una sola prueba sobre la eficacia del incremento de la presión fiscal, mi menda se la envaina y como mucho, hace mutis por el foro. Si quieren ser insumisos, este plumilla calla. Y quien calla, ya lo saben, otorga.

Están sucediendo cosas que jamás creímos posibles en una democracia. A tal punto que podemos considerar secuestrado el concepto de “democracia” a manos de unos profesionales del turno bipartidista. Las leyes están para garantizar la convivencia, no para modificarlas a conveniencia. Así que recuerden: no les incito a la insumisión fiscal. Pero ustedes mismos.