Las palabras de Draghi hunden las bolsas

Los mercados amanecen hoy con la intención de repuntar tras la caída de ayer, marcada por la decepción provocada por el Banco Central. A excepción de la ya descontada rebaja de tipos al 0.75% y la bajada de la facilidad de pago al 0%, no hubo nada más. Draghi no dijo nada acerca de una nueva ronda de expansión, tampoco de recompra de bonos. Sólo silencio. O lo que es lo mismo en el idioma del regulador, que cada palo aguante su vela, que el Banco Central no va a resolver los problemas individuales de cada Estado.

Y ante esta situación qué ocurrió. Bolsas a la baja, las primas subiendo y, en el caso de la española, colocándose en los 540 puntos, con el bono a 10 años en el 6.78%. Vuelve, por lo tanto, la desconfianza en nuestras finanzas, a la espera de que la próxima semana conozcamos los detalles del memorando de ayuda a nuestro sector financiero. El Gobierno confía en que el lunes pueda que dar firmado en la reunión del Eurogrupo.  Una cita que, por cierto, será clave ya que en ella se decidirá también el futuro de los recortes que se van a aplicar en nuestro país.

Estamos por tanto ante el último viernes de cierta tranquilidad, antes de que dentro de 7 días volvamos a tener un “viernes de dolores”. El Gobierno tiene intención de aprobar en una semana el paquete de medidas para ajustar el déficit, del que cada vez vamos conociendo más detalles. Entre 30.000 millones y 40.000 millones que se ejecutaría entre lo que resta de año y las cuentas de 2013, que ahora deben empezar a prepararse. De hecho, no olvidemos que la próxima semana el Ejecutivo presentará el techo de gasto para el próximo curso.

La cifra y los ajustes concretos dependerán del debate que haya entre Economía ( partidaria de un ajuste rápido y duro) y Hacienda (partidaria de aplicar la misma receta, pero en más años). Las claves, las ya comentadas ayer: ajuste de personal de la Administración, rebaja salarial, aumento del tiempo de trabajo para calcular la pensión y rebaja en la prestación por desempleo. Medidas similares a las que acaba de adoptar Monti, y con las que pretende evitar tener que subir el IVA hasta el 23%.  En definitiva, el Gobierno vuelve con medidas contractivas para la economía,  y parece olvidarse de aquellas que puedan inyectar algo de gasolina para que las empresas puedan crecer.