Pasar factura o pedir cuentas

El presente nos dice que bastaba una llamada al orden, una sola, para que la patronal bancaria cerrara filas en torno a sus valores humanitarios y dijera “campana y se acabó con el asunto de los desahucios. Si eso es así, estamos tardando en asaltar el Congreso por haber permitido que hayan transcurrido 350.000 ejecuciones, 2 suicidios y un intento fallido, hasta que han decidido ponerse a trabajar. Es decir, ganarse el sueldo, que no se nos olvide, pagamos entre todos a escote y sin derecho a regatear.

 

Y si no es así, entonces hay gato encerrado. Ergo, también estamos tardando en tomar el Congreso, como los descamisados tomaron la Bastilla para poner coto a los privilegios de una nobleza pasada de tuerca y de siglo. No es que haga un llamamiento a la desobediencia. Es que no nos dejan más remedio que pasarles factura, o pedirles cuentas. Y ambas se parecen. Peligrosamente, pero se parecen.