@pontifex

La realidad es tozuda. A la gente le interesa, ya sea por afinidad o por criticar, lo que dice la Iglesia para tomar o no partida en los cotidianos temas de desayuno.

Y llega @pontifex, los puentes de la fe o el pontifex maximus o el año de la fe, de la mano de una agencia de publicidad española, que propusieron a la Santa Sede la idea por carta (ni si quiera por email), y fue aceptada entendemos que tras pasar por cientos de manos vaticanas. Gustavo Entrala al mando, con su socio Carlos García-Hoz, una pareja de cómic, jamás pensada, que han puesto en la picota mundial la genialidad, creatividad e innovación (valentía en este caso), españolas.

Pero el análisis empieza en el por qué. Cómo se come un Papa twittero, cuál es el cometido, la finalidad, los objetivos. Y más aún, qué se quiere conseguir… Evangelizar en el microblog, chungo. Qué potencial tiene, y sobre todo a qué segmento de la población llega. Además de qué va a contar, sobre qué se va a hablar, si se responde o no a los twits, y la amenaza constante de las críticas… en tiempo real. La gestión no es baladí, y la estrategia en redes sociales ha de estar muy bien meditada.

No puede ser un proyecto de un mes. Ha empezado una línea de comunicación que ha de seguir su sucesor, aunque no le guste.

Pero la verdad es que la Iglesia (no sé si a esto se le podrá llamar nueva evangelización), es muy activa en redes sociales, en blogs, en los medios en general y en Internet en particular. Nunca ha dejado de hacerlo, y ha sabido ver la oportunidad que las nuevas tecnologías tienen para estar en contacto con la gente, llevar la buena nueva por cualquier método o vía. Además, no debemos olvidar que muchos de los nuevos sacerdotes que “salen al mercado” son ya nativos digitales, con lo que su medio natural de comunicación son Facebook, Tuenti o Twitter. Lo que pasa es que siempre hemos visto o nos han hecho ver una Iglesia anticuada, sin mirar más allá, sólo por el placer de la crítica. No entendemos cómo este casi nicho se mueve con facilidad por la modernidad de la red.

Hace unos días hablábamos de la barrera que para otros sectores las nuevas tecnologías provocan, como el mundo del toro, que no ha sabido subirse al carro de la comunicación digital y sigue con la pegada de carteles en los alrededores de la plaza. La Iglesia sí ha sabido adaptarse a los tiempos, a la necesidad real de la sociedad, a los nuevos lenguajes, a hablar en los mismos términos. La Iglesia ha demostrado estar interesada en hablar como los jóvenes hablan, en usar sus mismos medios. Si el futuro son los jóvenes, hay que estar con ellos.