Prestamistas de prestado

Un viejo profesor de Historia, viejo por antiguo en el tiempo, y porque ya entonces era mayor, me dijo en una ocasión que las guerras en general eran una mala noticia, y que las guerras civiles eran, además, una noticia estúpida. Con las crisis pasa igual, que en general son malas, pero si son financieras tienen el grado de estupidez ganado a pulso.

Analicemos si no. En las crisis financieras los Estados prestan a mansalva lo que tienen y lo que no, para después pedir prestado por lo que prestaron de más. A su vez, los que prestan al Estado van de prestado con el personal, al que no fían ni los cordones del zapato. Y quienes regulan a los que prestan de prestado dicen que hay que adelgazar el sector y dar una patada en sus reales a 30 o 40 mil empleados, millar arriba millar abajo; eso, mientras el prestamista prestatario, es decir, el Estado, se apaña con lo que no le queda para, dice, fomentar el empleo, el consumo y la circulación de capital. Es decir, que los que prestaron y los que prestan se regatean a sí mismos con los recortes, para que no se les hunda el tenderete en Bruselas o en el selectivo, según dónde se jueguen los cuartos.

 

En definitiva, un cirio pascual, ahora que estamos de salida de las santas fechas. Por cierto, ayer la red social más grande del mundo, Facebook, compró la red social de fotografías más exitosa, Instagram, por 1.000 millones de dólares. Lo que demuestra, aún más, lo estúpido de esta crisis financiera, que anda sin pies ni cabeza por medio mundo, así lo llaman, civilizado.