Menos primas y más arremangarnos

 

Tiene gracia que sea un señor cuyo negocio se puede parodiar (insisto en lo de parodiar), como de sanguijuela, Víctor Grifols, el que haya tomado el testigo de lo que ayer les contaba este humilde columnista: la llamada a la Responsabilidad Social Corporativa del CEO de Starbucks, Howard Schultz.

Grifols, que dirige un imperio farmacéutico cuya punta de lanza es la comercialización de plasma sanguíneo, lo ha dicho con palabras más o menos estudiadas, pero el mensaje es inequívoco. Señores míos, con el batacazo que llevamos y lo que nos queda, tenemos dos maneras de hacer frente a la situación: recortando por donde ya sabemos, que es la patada, la puerta, la coacción y exprimir al personal, o relajar la pestaña y asumir que si este año ganamos un poquito menos, es que años mejores han venido y, esperemos, mejores años vendrán.

 

Recuerdo cuando el Pocero de Seseña hacía su agosto, el surgimiento de otra figura a la que se dio en llamar el Pocero Bueno, el de Fuenlabrada, enfrascado en promociones inmobiliarias de pisos de 90 metros cuadrados por 120.000 euros. Sus palabras estaban llenas de sentido común, cuando decía que en la vida había sido tan rico, y que no sabía cuánto necesitaban otros para saciar su apetito, pero que a él con un 3% de comisión le bastaba y le sobraba. ¿Conclusión? Menos primas de riesgo y deuda especulativa, y más arremangarnos, damas y caballeros.