Primos todos

Hay días en que las palabras vienen cargadas de espíritu vacilón para explicar la actualidad. Y más, si esas palabras, por fuerza léxica, nos resultan familiares. Verbigracia: según el ministro de economía “la prima no puede hacer que perdamos el rumbo”. La prima, esa prima tan familiar. La de riesgo, claro. Pues don Luis, para sus administrados este guindo es casi al revés: que el rumbo, el que está tomando las cosas, no puede hacer que sigamos haciendo el primo.

Porque el primo lo hacemos y más que lo vamos a hacer como haya intervención, o rescate, del que si algo nos salva es nuestra envergadura. Por lo pronto, las autoridades europeas nos piden que metamos mano en las autonomías, 17 o 19, como ustedes prefieran contar. Números primos ambos, ya ven que coincidencia. Indivisibles, por tanto. Y si no, prueben a dividir el erario público autonómico, que no tiene ni para pipas. Ni para los primos.

Así las cosas, resulta más creíble el panorama que nos pinta en su segundo asalto el dibujante Aleix Saló, conocido por su cómic Españistán. Ahora contraataca con Simiocracia, que viene a decir que estamos gobernados por simios, esos primates primos del ser humano. Sólo falta en la fiesta algún primario que rescate del olvido a algún otro Primo gobernante, léase Primo de Rivera. Al tiempo, que todo se andará y las crisis agudas resucitan fantasmas enterrados.